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viernes, 03 de octubre del 2025
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COSTA ORIENTAL DEL LAGO | Sismos y zona de subsidencia: “Reubicación de comunidades deben continuar en espacios más altos”

Julio César García Delgado, licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales, magíster en Antropología, mención Antropología Social y Cultural, y autor del libro Imaginarios, representaciones y gestión ambiental sobre riesgo, amenazas y desastres en Zapara y El Consejo de Ciruma: Una mirada comparada, analiza el enjambre sísmico y el impacto que puede tener en el área que protege el Muro de Contención de la COL

El enjambre sísmico que sacudió el Zulia, miércoles y jueves pasado, generó tensión en los casi 100.000 habitantes que residen en la zona de subsidencia que protege el Muro de Contención de la Costa Oriental del Lago, y Julio César García Delgado, licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales y magíster en Antropología, mención Antropología Social y Cultural, quien cuenta con formación en materia de desastres, analiza para Versión Final las medidas que, tanto la comunidad, como el Estado venezolano, deben emprender para garantizar su seguridad.

“El dique costanero, nombre oficial de lo que conocemos como “el muro”, empieza a erigirse en la década de 1940 con el fin de evitar las cada vez más frecuentes inundaciones en la zona. Su construcción fue iniciativa de las transnacionales petroleras, con un levantamiento progresivo. En los años 60 varias compañías petroleras empezaron a reforzar el muro, para lo cual, entre tantas cosas, encomendaron estudios geológicos en la cuenca del Lago de Maracaibo”, recuerda García Delgado, docente e investigador de la Universidad del Zulia, donde imparte la cátedra de Antropología en la Facultad Experimental de Ciencias, y de la Universidad Nacional Experimental “Rafael María Baralt”, adscrito al departamento de Ciencias Sociales del Programa Educación.

El académico zuliano asegura que, en el marco del levantamiento del dique, se encontraron un conjunto de fallas geológicas, la mayoría inactivas en el Lago, con excepción de la Ancón-Montes de Oca, que se extiende unos 650 kilómetros desde Santa Marta en Colombia hasta Boca de Aroa en las costas orientales del estado de Falcón.

Aunque Luis Covis, Luis Covis, profesor de Hidráulica de la Universidad Politécnica Territorial del Zulia, denunciaba en medios regionales durante 2024, que el Muro de Contención no recibe mantenimiento desde hace 18 años, García Delgado no lo sentencia y expresa sí que hasta hace 15 años, aproximadamente, el trabajo preventivo era constante.

“Pdvsa, a mediados de la década de 1990, decidió acelerar la reubicación de los habitantes de zonas en subsidencia debido al riesgo latente por inundaciones”, precisa el académico, quien asegura desconocer las especificaciones exactas sobre la sismo-resistencia del muro.

“Lo que sí podemos decir es que es una estructura que requiere mantenimiento y observación permanente, así como es urgente continuar con la política de reubicación llevada a cabo desde Ducolsa y Pdva, tomando en cuenta que la actividad sísmica tiende a continuar”. ¿Qué medidas de contingencia son las recomendables? ¿Además de trabajos de mantenimiento, gracias a su experticia, qué le recomendaría al Gobierno nacional?

En primer lugar, solicita un monitoreo permanente del muro y de las estructuras derivadas. “Es imperativa la reanudación de las políticas de reubicación de la población hacia zonas sin subsidencia. Lo primero es relativamente sencillo, siempre y cuando se hagan las inversiones necesarias. A pesar de que nuestro país está en una zona de riesgo sísmica, los esfuerzos en materia de ingeniería de infraestructuras y gestión de riesgos requieren de mayor articulación, en tanto que son esfuerzos que se reconocen, pero no logran un engranaje para que los mismos sean coherentes y sostenibles”.

El investigador sostiene que las políticas de reubicación de las familias más afectadas se enfrentan a dos problemas: El primero, que la dotación de servicios públicos e infraestructuras para hacer viables los nuevos urbanismos, sería el primero de ellos. “Por ejemplo, en urbanismos como Nueva Venezuela, Ciudad Urdaneta y Fabricio Ojeda, no solo es dotarlos de agua o electricidad, sino de transporte, pues se encuentran en zonas alejada de los centros nodales”, resalta.

El segundo obstáculo sería generar políticas y mecanismos de inserción en las nuevas comunidades, que garanticen la construcción del tejido social y cohesión para que las mismas sean sustentables. “Esto último es vital para el éxito y sostenibilidad de las nuevas comunidades”.

García Delgado cree que el código de construcción de edificaciones debe adecuarse para cumplir con normas sismo-resistentes, particularmente en el caso zuliano, en tanto que en nuestro estado el riesgo por sismo se considera “ajeno”, a pesar del enjambre de fallas que surcan bajo el lago.

“Otro aspecto importante es enfatizar en la educación para los riesgos. La sociedad zuliana carece de nociones de riesgos y protocolos para comportamientos ante desastres. Los videos publicados por muchos usuarios en las redes dejaron entrever la falta de preparación ante sismos, lo que hace una necesidad la educación sobre el tema”.

Recuerda que países como Chile y Perú tienen una trayectoria al respecto que pudiera ser replicada y adaptada a nuestro contexto.

El académico, quien es Coordinador de la línea de investigación Dinámicas geohistóricas, representaciones y sostenibilidad del Centro de Estudios Sociohistóricos y Culturales, ha presentado más de 30 ponencias en distintos eventos científicos nacionales e internacionales. Es profesor de la Universidad Rafael Urdaneta Miembro de número de la Academia de Historia del estado Zulia.

Al referirse al Muro de Contención, reflexiona: “En este punto es fundamental recordar que el mantenimiento del muro no es una cuestión exclusiva del Estado o corporaciones, en tanto que en los alrededores viven comunidades, que, de una u otra manera, contribuyen a mantener o deteriorar el entorno”.

Considera, por ejemplo, que el manejo de desechos es clave en ello, ya que muchas de las comunidades dejan chatarras o desechos de gran tamaño, que van afectando la infraestructura de diversas maneras la estructura del muro.

“En muchas zonas, particularmente en los alrededores de Bachaquero, una comunidad habita, literalmente en el muro, lo que conlleva implicaciones en el desgaste de la estructura”, advierte.

diarioversionfinal

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