Murmullos y risas irrumpen con el silencio que había dejado la migración en una inmensa quinta construida en una de las urbanizaciones más reconocidas del este de Caracas. No son habitantes, pero sí visitadores frecuentes en un espacio transformado en un modelo de negocio para emprendedores, que buscan mostrar sus marcas sin la dependencia y el riesgo financiero de un local comercial.
La casa familiar, cuyos principales propietarios son actualmente parte de los 7 millones de venezolanos en el exterior que han huido de la crisis socio-económica en Venezuela, ya no funciona para lo que fue pensada.
Sus años de vivienda en un sector residencial para la clase media alta de Caracas quedaron en el pasado, incluso antes de la pandemia, cuando a Carolina León, una emprendedora de joyas en el país, se le ofreció la idea de utilizar el espacio para ofertar sus productos.
Carolina había experimentado en 2018 una experiencia negativa con el alquiler de un local, en el que había invertido ahorros y tiempo, que luego no fue retribuido. Una amiga le ofreció entonces la quinta de sus padres, que recién había sido desocupada por inquilinos y la que los dueños no querían descuidar por la soledad
lapatilla
Tu opinión es importante para nosotros, déjanos tu comentario y síguenos en Instagram, Twitter, Facebook y YouTube recibe de inmediato los hechos noticiosos y análisis tal como están ocurriendo con nuestro grupo de WhatsApp