Para las comunidades wayuu, los sueños no son solo simples imágenes mentales derivadas del cerebro; no, para ellos, son portales a lo sagrado, guías en la vida cotidiana, así como hilos que tejen la experiencia colectiva de un pueblo que entrelaza su existencia con el mundo onírico.
Desde tiempos ancestrales, los wayuu otorgan un significado profundo a sus sueños. Ellos creen que cada noche, al cerrar los ojos, se abre una ventana hacia otras dimensiones, donde las almas de sus antepasados, espíritus de la naturaleza y entidades de lo desconocido se mezclan con la realidad.
Esta creencia se funda en su conexión espiritual con la tierra, instaurando una narrativa donde los sueños son custodios de la sabiduría ancestral.
Para ampliar la investigación, Shane Méndez, mujer wayuu, perteneciente a la casta uriana, conversó con parte del equipo de Foco Informativo, explicando que los sueños son revelaciones del futuro, mensajes que quieren ser entregados para avisar que un acontecimiento negativo o positivo está por suceder.
«Hay personas, como te dijera yo, que tienen sueños reveladores, como otras no tanto, eso no siempre es igual, y al momento de descifrar el aviso eso es algo también único, no cualquiera lo hace», expresó.
Indicó que al igual que otras creencias ancestrales, esta habilidad especial, es transmitida de generación en generación, a un número determinado de integrantes de una familia.
Depende del contexto
Méndez manifestó que los sueños poseen diferentes connotaciones dependiendo del contexto, e incluso la hora en la que se despierte la persona (tarde, amanecer, madrugada) influye.
«Un elemento puede variar, depende, por ejemplo el agua, si tú sueñas con agua limpia, un pozo de agua cristalina, eso es prosperidad, algo bueno te espera, pero si por el contrario esta agua es sucia, llena de barro, entonces no esperes nada bueno, debes estar prevenido, te están diciendo que se aproximan enfermedades infecciosas, y si te despiertas al amanecer, más certero es», dijo.
Narró que todo el conocimiento y los secretos del mundo onírico que hasta ahora acumula fue herencia de su tía y de su tío, quienes se dedicaron, al ver «su potencial», a instruirla en cuanto al tema, incluyendo la gran variedad de procesos, que involucra a las plantas, como amuletos protectores.
Revelaciones que salvan vidas
Un sueño también puede ser la respuesta a una dificultad por la que ya se esté atravesando, la señal de un nuevo camino que debe seguirse para encontrar una solución.
«Mira una vez a mi hermana le pasó algo con uno de sus hijos, el niño desde que tenía días de nacido lloraba demasiado, ella lo llevó al hospital, le hicieron exámenes y nada, todo bien, el tiempo pasaba y el bebé empeoró, le daba fiebre, y no era gripe, no tenía buen apetito, en fin no se le veía mejoría con la medicina de los alijunas, hasta que ella soñó, le dieron el remedio, era un espíritu malo que quería llevarse a la criatura. En el sueño una mujer le dijo que tenía que hacer una fogata de alouka, el humo debía ir en dirección a donde estaba ese espíritu, para que se fuera, y ella lo hizo, mi sobrino fue otro, la mejoría fue impresionante», narró la mujer de 74 años.
Añadiendo que este tipo de revelaciones son exactamente la comunicación con los ancestros, quienes siempre están atentos para «combatir el mal»:
Ante esto, no es raro ver a los wayuu realizando rituales para recordar, interpretar o buscar apoyo en el mundo onírico. Además, un aspecto fascinante de esta relación con los sueños es la figura del «motivo» o el «sueño compartido», donde varias personas pueden experimentar una misma visión o sentimiento durante el sueño, reforzando así el tejido comunitario.
Esta conexión permite que los wayuu se enfrenten a los desafíos juntos, compartiendo el peso de las cargas y celebrando las alegrías con una unidad inquebrantable.
El sueño no solo se contempla como un momento de descanso, sino como un espacio de diálogo con lo divino.
En muchas ocasiones, los líderes comunitarios (sabios) son los especialistas en descifrar los elementos más misteriosos de los sueños, pero esto no es limitativo.
Guardianes de la tradición
Por otro lado, la presión de un mundo cada vez más acelerado lleva a algunos a descuidar este rico legado cultural. Sin embargo, los guardianes de la tradición se aferran a revitalizar la conexión perdida.
«Yo siempre le hablo de esto a mis hijos, a mis nietos, a pesar de que no vivimos perennemente en la Guajira, igual trato de que ellos no se alejen de las tradiciones, eso es parte de nosotros, de lo que somos, con esto podemos incluso ayudar a otros que no son indígenas», agregó Méndez.
Los wayuu continúan con la certeza de que sus ancestros, desde el Jepirra les quieren seguir brindando protección y desean mantener esa conexión que forjan desde la vitalidad.
Así, el mundo onírico se despliega como un vasto lienzo donde cada sueño es una pintura que narra sus miedos, anhelos y creencias. Este espacio se levanta como un puente que conecta a generaciones hacia un futuro donde la memoria, la espiritualidad y la comunidad permanecen entrelazadas en un ciclo eterno.
Por: Yorgelis Labarca
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