Uno de los cuatro animadores con enanismo contratados para la polémica fiesta de cumpleaños del futbolista español Lamine Yamal, del FC Barcelona, rompió el silencio este lunes en una entrevista concedida al programa radiofónico ‘Versió RAC1’, donde defendió su participación y la de sus compañeros en el evento, asegurando que todo ocurrió con respeto y profesionalismo.
El hombre, que habló bajo condición de anonimato por razones contractuales, desmintió haber sido víctima de trato denigrante. “Todo bien, todo maravilla, todo muy bien y siempre con respeto hacia nosotros. Éramos artistas allí”, afirmó. Aseguró además que la controversia surgió únicamente por tratarse de una figura pública como Lamine Yamal. “Si no fuese Lamine no se formaría el lío que se ha liado. Todo el mundo se lo pasó de escándalo”, agregó.
Según el testimonio, los animadores realizaron actividades habituales en este tipo de fiestas, como bailes, bromas, trucos de magia y reparto de bebidas. «Soy animador, ¿por qué yo no puedo ser animador por mi condición física y otra persona sí puede?», cuestionó.
“No somos monos de feria”
El entrevistado explicó que antes de cada evento se establece un límite claro con los contratantes: “A la primera falta de respeto, paramos todo. Sabemos cuál es nuestro límite y nunca lo sobrepasamos. Obviamente, no somos monos de feria, como la gente cree”.
La declaración se produce en respuesta a la denuncia presentada por la Asociación de Personas con Acondroplasia y otras Displasias Esqueléticas en España (ADEE), que tildó la contratación de personas con enanismo para este tipo de espectáculos como una práctica “intolerable” y anunció acciones legales y sociales.
Lejos de sentirse defendido, el animador aseguró que las críticas por parte de asociaciones como ADEE están perjudicando su trabajo. “No estamos pidiendo ayudas ni paguitas. Pedimos que nos dejen trabajar. Tenemos contrato, somos autónomos, hacemos todo legal”, afirmó con firmeza.
“Nadie de esas asociaciones me ha ofrecido un trabajo”
El artista lamentó que quienes dicen defender sus derechos no les hayan ofrecido alternativas laborales reales. “A ellos no les están llamando para hacer estos trabajos, pero tampoco me están llamando a mí para ofrecerme un puesto, un curso remunerado, nada. Al revés, quieren prohibir algo a lo que nos hemos dedicado toda la vida”, sentenció.
NAM/RT
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