Entre los posibles blancos se encuentran los aeropuertos y puertos marítimos identificados como puntos logísticos del narcotráfico. Si Washington optara por golpear directamente a la estructura de poder de Maduro, los ataques podrían dirigirse contra la Dirección General de Contrainteligencia Militar. Aun así, funcionarios estadounidenses reconocen que, incluso con ataques focalizados, el impacto sobre el flujo de drogas sería limitado
El despliegue del USS Gerald R. Ford, el portaaviones más grande del mundo, en aguas cercanas a América Latina, ha encendido las alarmas sobre un posible incremento de la presión militar de Estados Unidos sobre Venezuela. La operación, que ya ha dejado más de 75 muertos en ataques marítimos contra embarcaciones vinculadas al narcotráfico, plantea la posibilidad de nuevas acciones directas contra el territorio venezolano, recoge The Washington Post
Aunque el presidente Donald Trump ha insinuado una ofensiva contra lo que denomina el “Cártel de los Soles”, vinculado al entorno del mandatario Nicolás Maduro, aún no está claro si Washington centraría su poderío militar en infraestructuras del narcotráfico o en instalaciones del Estado venezolano.
Según el almirante retirado Jim Stavridis, excomandante de las operaciones estadounidenses en el hemisferio occidental, un escenario probable sería el uso de ataques de precisión contra objetivos específicos: pistas clandestinas, depósitos de droga y centros de distribución en la frontera con Colombia. “El propósito sería enviar un mensaje claro a Maduro: que su margen de maniobra se está agotando”, afirmó Stavridis.
Entre los posibles blancos se encuentran los aeropuertos y puertos marítimos identificados como puntos logísticos del narcotráfico, así como pistas de aterrizaje ocultas en el estado Apure o la región del Catatumbo, zonas de intenso tráfico aéreo ilícito. También el estado Sucre, donde se concentran grandes depósitos de cocaína, podría ser objeto de ataques.
Si Washington optara por golpear directamente a la estructura de poder de Maduro, los ataques podrían dirigirse contra la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), uno de los pilares del aparato de seguridad venezolano. No obstante, los analistas advierten que una incursión terrestre sería poco probable y de alto riesgo.
Aun así, funcionarios estadounidenses reconocen que, incluso con ataques focalizados, el impacto sobre el flujo de drogas sería limitado, dado que la mayor parte de la cocaína procesada en Venezuela proviene de Colombia y se dirige a Europa o al Caribe, no al mercado estadounidense.
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