El Oviedo reaccionó tras el descanso y estuvo cerca de igualar con un disparo al palo. Vinicius, suplente de inicio, apareció en el descuento para sentenciar el duelo. El equipo de Xabi Alonso mostró eficacia, pero también dudas en defensa
El Real Madrid salió vencedor de su visita al Carlos Tartiere con un 0-3 que, aunque contundente en el marcador, no refleja del todo las dificultades que atravesó. Kylian Mbappé volvió a ser la gran figura del encuentro con un doblete que encarriló el partido en la primera parte, mientras que Vinicius Júnior, entrando desde el banquillo, selló la victoria en los últimos minutos.
El Oviedo, en su regreso a la élite y arropado por un público entregado, salió sin complejos. En los primeros segundos rozó el gol con una acción de Ilyas Chaira que obligó a Courtois a intervenir con firmeza. Aquello fue un espejismo, porque el Madrid pronto se adueñó del balón y comenzó a someter a los locales.
Tchouaméni, imperial en la presión, recuperó una pelota clave que derivó en el primer gol de Mbappé: un control exquisito y una definición propia de un delantero letal. El segundo tanto del francés llegó antes del descanso, tras otra acción bien construida por el equipo de Xabi Alonso.
El encuentro parecía controlado, pero en la segunda mitad cambió el guion. El Oviedo ajustó su esquema, adelantó líneas y generó problemas a una zaga madridista que perdió solidez. Rondón peleó cada balón y Sibo estuvo a centímetros del empate con un disparo que se estrelló en el poste. El estadio creyó en la remontada y el Real Madrid sufrió más de lo esperado.
Xabi movió el banquillo y recurrió a Vinicius y Brahim para recuperar frescura en ataque. No fue la mejor versión del brasileño, que se mostró impreciso al inicio y hasta vio una amarilla por simulación. Pero su carácter apareció en el descuento: robó un balón en campo rival, inició la jugada y acabó marcando el tercer gol que cerró definitivamente el encuentro.
Mbappé, con su doblete, se confirmó como líder y ya comparte el primer puesto en la tabla de goleadores. Por su parte, el Oviedo se marchó sin premio, pero con la certeza de que puede competir de tú a tú contra los grandes. El Carlos Tartiere, vestido de fiesta, volvió a disfrutar de un partido grande dos décadas después.
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