En 2005 un millonario sueco compró selva amazónica en Brasil con un objetivo inesperado, detener la tala y proteger uno de los pulmones del planeta.
Un empresario tomó una decisión radical para frenar la deforestación
En 2005 un millonario sueco compró selva amazónica en Brasil y sorprendió al mundo. Johan Eliasch, empresario y ambientalista, adquirió cerca de 400 mil acres de bosque, una extensión de 1.600 kilómetros cuadrados, según informó The Guardian. Lo hizo con un solo objetivo: detener la deforestación en una de las regiones más amenazadas del planeta.
Cerró operaciones de una maderera
La compra incluyó la empresa Gethal Amazonas, conocida por exportar contrachapados. Apenas asumió el control, Eliasch aseguró que cerró la planta y detuvo la tala. En entrevista con The Guardian explicó que su intención no era lucrar, sino salvar la selva antes de que fuera devastada.
La decisión generó titulares en todo el mundo. No era común que alguien con fortuna personal destinara tantos recursos a preservar un ecosistema. Su gesto fue visto como un ejemplo de cómo el dinero privado podía convertirse en una herramienta de conservación.
Multas y disputas legales
La historia no estuvo libre de polémica. En los años posteriores, la empresa enfrentó multas millonarias impuestas por el organismo ambiental de Brasil, IBAMA. Las sanciones estaban relacionadas con irregularidades en el transporte de madera noble. Sin embargo, algunas fueron reducidas y otras anuladas en procesos administrativos.
Aunque las disputas legales alimentaron el debate, el hecho central se mantuvo: un millonario sueco compró selva amazónica con el propósito declarado de frenar la explotación. Ese precedente abrió una conversación mundial sobre el papel de las fortunas privadas en la lucha contra la crisis climática.
Impacto global en conservación
Tras la compra, Johan Eliasch continuó ligado a la política ambiental. Se convirtió en asesor del gobierno británico en temas climáticos y promovió proyectos de financiamiento para proteger bosques tropicales. Su nombre quedó asociado tanto a la industria como al activismo ecológico.
El caso sigue siendo recordado como un símbolo. Demuestra que la Amazonía no depende solo de políticas públicas, sino también de decisiones individuales capaces de cambiar el rumbo de regiones enteras.
El futuro del Amazonas
Hoy la selva amazónica enfrenta amenazas crecientes: expansión agrícola, minería y tala ilegal. La acción de Eliasch no resolvió todos los problemas, pero mostró un camino distinto. La pregunta sigue abierta: ¿será suficiente que más millonarios decidan invertir en preservación para salvar el pulmón del planeta?
qpasa
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