En Nueva York, una mariposa monarca volvió a volar gracias a un innovador trasplante de ala realizado en el Sweetbriar Nature Center. El insecto, que llegó al centro de conservación de animales con una extremidad parcialmente rota, recibió una nueva pieza donante, lo que le permitió sobrevivir y retomar la posibilidad de migrar junto a millones de su misma especie hacia México y el sur de California.
Janine Bendicksen, directora de rehabilitación de vida silvestre de Sweetbriar, explicó a Fox Weather que la mariposa probablemente había salido de su capullo con la extremidad deformada. Esta condición hacía que volar fuera prácticamente imposible, ya que la falta de simetría impedía que pudiera alzar el vuelo y sobrevivir.
Los rehabilitadores consideraron alojarla en el vivario del centro, un recinto para mariposas donde habría pasado sus días alimentándose de flores. Sin embargo, Bendicksen señaló que eso solo le habría dado unas pocas semanas de vida, sin posibilidad de volar. “Habría muerto, sin lugar a dudas”, dijo la experta.
Para ofrecerle una oportunidad de sobrevivir y unirse a millones de otros monarcas en su migración hacia México y el sur de California este otoño, decidieron realizarle un trasplante de ala.
¿Cómo fue el trasplante de ala de la mariposa?
Bendicksen señaló que, a pesar de que los trasplantes de ala son un tema recurrente dentro de la comunidad de rehabilitación de mariposas, llevar a cabo el procedimiento con éxito representaba un desafío. “Hay todo tipo de videos en YouTube sobre cómo hacerlo”, aseguró. “Pero nadie sabía… esta es la primera vez que alguien lo logra”.
El primer paso consistió en localizar un donante adecuado para la especie viva. Tras revisar el vivario de Sweetbriar, la profesional encontró una mariposa monarca fallecida que conservaba sus alas intactas.
A continuación, explicó que era necesario anestesiar al insecto vivo, no por el riesgo de dolor o sangrado, ya que las extremidades de las mariposas carecen de flujo sanguíneo, sino para garantizar que permaneciera inmóvil durante la intervención. Para ello, colocó temporalmente al animal en un refrigerador durante unos minutos para que se calmara.
Bendicksen, rehabilitadora de vida silvestre con 25 años de experiencia en el cuidado y sutura de mamíferos heridos, inició entonces el procedimiento de “coser” el ala del insecto. “No es fácil. Podrías cometer un error muy fácilmente”, aseguró.
La experta cortó cuidadosamente la porción doblada de la extremidad dañada, asegurándose de que la base permanezca firmemente unida al cuerpo del insecto. A continuación, alineó las venas negras de la parte afectada con las del ala donante para garantizar la simetría. Posteriormente, aplicó cemento de contacto y espolvoreó almidón de maíz sobre la superficie para consolidar el pegamento.
“Despegó dentro de la habitación y voló hacia la ventana”, comentó. “Fue uno de los momentos más increíbles para mí, porque realmente no sabía si funcionaría. Luego la liberamos en el mundo natural, y voló… fue realmente increíble”.
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