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sábado, 23 de noviembre del 2024
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Maestros venezolanos hablan desde el exterior (I): «Cobraba el salario y me duraba dos días»

Juan Arrieta, quien prestó su servicio como maestro en el Ministerio de Educación, narró lo que tuvo que aguantar hasta que la situación lo obligó a emigrar hasta Chile. Versión Final te ofrece una serie de testimonios de los educadores que tuvieron que huir de la crisis en Venezuela. El docente asegura que su carrera se vio truncada por la situación del país y que añora volver a dar clases en su tierra

El bullicio de un salón de clases no se compara al de las calles en Chile. Juan Arrieta, profesional del Táchira y parte de la comunidad de 450.000 venezolanos residenciados en el país sureño, hoy se gana la vida como chofer, encargado de compras y logística de un empresa dedicada a la rectificación de motores.

¿Su profesión en Venezuela? Era docente del Ministerio de Educación hasta el año 2017 cuando decidió emigrar a Chile y emprender una nueva vida en conjunto con su esposa y sus tres hijos.

Versión Final te ofrece una serie de testimonios de los educadores que tuvieron que huir de la crisis en este país.

«Desde que emigré me ha tocado hacer de todo un poco, actividades como vendedor de una panadería, chofer, repartidor, delivery, entre otras cosas», comentó el hombre que ya está cercano a cumplir siete años en esta nación.

La situación en su tierra natal lo obligó a tomar la decisión de irse. Antes de que se agudizara la crisis venezolana, su salario de profesor otorgado por el Ministerio de Educaciónle bastaba para cubrir pago de vivienda, alimentación, transporte, vestido, salud, entre otros; no solo a él, sino a su mujer que no laboraba y a sus hijos.

No obstante, con el pasar de los años y llegada la escasez e inflación de los años 2013 en adelante, se vio obligado a mirar para otros latitudes del continente.

«Yo aguanté todo lo que pude hasta que la economía estranguló tanto la situación que ya cobraba el salario y me duraba dos días, por eso tomamos la decisión con mi esposa de salir del país para poder brindarle por lo menos lo que faltaba de la educación bachillerato a nuestra hija menor», manifestó Arrieta, cuyo nombre es ficticio para proteger su identidad.

¿Ha intentado trabajar como profesor en Chile? La respuesta es negativa. Juan relató que la educación en ese país tiene características las cuales no comparte como profesional, aunado a la complejidad y los costos que representa convalidar sus títulos, decidió optar por algún oficio.

«Me estaba enfermando de los nervios»

El retiro de este hombre de las aulas de clases fue un tanto dramático. Fingió una incapacidad médica para poder separarse de su cargo: «Y la verdad es que tuve que recurrir a eso porque me estaba enfermando de los nervios. Los últimos meses que estuve en mi cargo ya no podía ni dormir bien».

«Te confieso que hubo muchos compañeros míos que hicieron lo mismo que yo hice porque ya no soportaba más la situación, incluso también hubo muchos que dejaron los cargos abandonados».

No obstante, asegura que extraña su vida como maestro y, que si las condiciones laborales volvieran a ser como el país en el que se preparó, que ofrecía oportunidades para el crecimiento profesional, le encantaría regresar a las aulas ya que su «carrera se vio truncada por la situación social y económica del país».

Juan Arrieta siente que pudo haber ofrecido mucho más al Ministerio de Educación como profesional, pero la situación no se lo permitió.

«Casi me amputan un pie»

Indira Rodríguez trabajaba en un colegio de la Asociación Venezolana de Escuelas Católicas (Avec), y como su sueldo no le alcanzaba para cubrir sus gastos, su hermana le enviaba una colaboración mensual para ayudarla.

Desde su llegada a Chile en 2018, se considera fue una de las pocas afortunadas en poder convalidar su título, ya que para ese año fue recibida con oferta de trabajo como profesora y también con un permiso de cinco años para realizar la equivalencia de sus papeles.

Rodríguez ha ejercido su carrera como profesora de Ciencias Naturales, profesora jefe (guía) y encargada del Centro de Recursos para el Aprendizaje (CRA). La Universidad de Chile convalidó su título de licenciada en Educación en Biología y Química, lo que le permite ser profesora en este país.

Por su parte, Ada Vásquez, profesora oriunda del Zulia, no tuvo otra opción que dejar su trabajo y emigrar a Santiago. Estando en Venezuela se enfermó al punto de que casi le amputan un pie, ya que su sueldo no le alcanzaba para pagar una consulta privada ni tampoco cubrir sus necesidades básicas.

«Por eso tuve que salir de mi país para cuidar mi salud y alimentación, ya que soy una señora de 65 años con diabetes y otras patologías. Cuando estaba en Venezuela me mantenía por los envíos que me enviaban mis hijos, hasta que me vi obligada a salir de mi país», expresa.

Vásquez tiene ya cinco años y medio desde que salió de Maracaibo el 24 de abril de 2019. Desde entonces no ejerce ninguna profesión, ya que sus dos hijos prefieren que se cuide en salud y la proveen de todo lo que necesita.

Conoce las demás historias de los profesores que han emigrado en la segunda entrega de este trabajo, a publicarse próximamente.

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