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miércoles, 19 de noviembre del 2025
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Maduro tiene siete días para negociar que EE. UU. no lo equipare con Isis y Al Qaeda

Para Estrella Infante, abogada, la propuesta de Marcos Rubio transformaría el estatus del líder de la revolución bolivariana. “Por primera vez, Washington no solo acusa al gobierno de narcotráfico: lo clasifica formalmente como un actor terrorista”, sostiene. Erick Obermair, consultor político, asegura que las posibilidades de un ataque en territorio venezolano siguen sobre la mesa con una probabilidad alta en distintos escenarios. Walter Molina, politólogo, resalta la existencia de un mensaje codificado dentro de una estrategia de ultimátum. “La ventana de una salida negociada existe, pero es mínima”.

Después de varias semanas de tensiones entre EE. UU. y Venezuela por los operativos antidrogas desplegado en aguas del Caribe, donde 21 embarcaciones fueron bombardeadas con un saldo de más de 80 muertos, el Departamento de Estado de Estados Unidos apunta a dar un nuevo giro en su ofensiva contra los cárteles, luego que Marcos Rubio anunciara la inminente designación como organización terrorista extranjera (FTO, en inglés) al Cartel de los Soles, organización criminal al que Washington vincula con el presidente Nicolás Maduro.

La medida, que entraría en vigencia a partir del 24 de noviembre, se dio a conocer horas después de la llegada al Caribe, este domingo, del portaaviones USS Gerald R. Ford, el más grande de la flota estadounidense, como parte del despliegue militar que Trump ordenó en la región.

portaaviones USS Gerald R. Ford

Para Estrella Infante, abogada, designar al Cartel de Los Soles como Organización Terrorista Extranjera (FTO), sería un movimiento histórico que transformaría el estatus de Maduro y redefiniría los costos para sus aliados.

Por primera vez, Washington no solo acusa al gobierno de narcotráfico: lo clasifica formalmente como un actor terrorista, equiparándolo a organizaciones como Hezbollah, ISIS o Al Qaeda”, menciona Infante.

La jurista explica que es histórico porque eleva el caso venezolano a la categoría más grave del sistema legal estadounidense: terrorismo internacional y declara que Venezuela ya no es simplemente un narco-Estado, sino un Estado terrorista operando desde sus propias instituciones. Esto, en su opinión, le permite a EE.UU. desplegar herramientas penales, migratorias, financieras e incluso operativas que antes no estaban disponibles.

La designación FTO criminaliza cualquier apoyo al cartel (con penas de 20 años o cadena perpetua), impone prohibiciones migratorias y deportaciones, permite demandas civiles por terrorismo y abre la puerta a acciones coordinadas con aliados bajo marcos antiterroristas”, añade.

Y cierra: “La designación como organización terrorista extranjera (FTO) es el paso más fuerte tomado por EE.UU. contra Maduro: cambia la naturaleza del conflicto, bloquea sus rutas financieras y convierte cualquier apoyo al régimen en un posible delito bajo leyes antiterroristas. Es un antes y un después en la política hemisférica”.

Plazo para una solución pacifica

Por su parte, Braulio Jatar, abogado y editor de Reporte Confidencial, afirma que existen dos elementos que parecen cruzarse tras el anuncio efectuado por Marco Rubio sobre la designación del Cartel de los Soles y el posterior pronunciamiento de Trump acerca de una posible conversación con el gobierno venezolano.

Jatar, quien reside en Chile, asegura que el anuncio realizado por el Secretario de Estado de EE. UU. tiene una implicación de cierta legalidad para poder atacar en territorio a esas organizaciones criminales.

Sobre la declaración de Trump sobre una posible negociación con Nicolás Maduro, Jatar aclara que los funcionarios del gobierno venezolano siempre han querido mantener la vía del diálogo, aunque, a su juicio, el presidente estadounidense logró obstaculizar ese proceso.

Los dos mensajes que EE. UU. quiere transmitir es que Maduro tiene hasta el 24 de noviembre para resolver esto de manera pacífica, sino lo resuelve pacíficamente, empezará el reloj a correr. De allí que Marco Rubio no los declare de una vez como organización terrorista internacional sino que les da un plazo para declararlos como tales», explica.

Doble intención

En la misma línea Jorge Morán, politólogo y profesor de marketing político, señala que la designación del Cartel de los Soles como organización terrorista internacional permite al gobierno de Trump realizar ataques en territorio venezolano, dirigidos a bienes e infraestructuras de esa supuesta organización que ahora entra en la misma lista de grupos como Al Qaeda o ISIS.

Morán detalla que, pese a esa posibilidad, es poco probable que Estados Unidos realice ataques en territorio venezolano, por lo que asegura que esta medida es solo una acción que busca profundizar la presión sobre el gobierno de Maduro.

Sin embargo, el político advierte que el gobierno de Trump es impredecible, situación que hace muy complicado saber con exactitud qué decisiones podría tomar respecto a Venezuela.

Yo creo que todo este despliegue militar tiene una doble intención: a lo interno, generar la idea de que se está combatiendo al Narcotráfico y, en el caso de Venezuela, presionar al gobierno de Maduro, para luego negociar en mejores condiciones. Además, hay que considerar que las fuerzas de Estados Unidos se dedican a ejecutar sumariamente a supuestos narcotraficantes, sin presentar ninguna prueba de que lo sean», precisa.

Negociación de máxima presión

Para Erick Obermair, consultor político, Trump busca dar un ultimátum para forzar una negociación. El comunicador con estudios de maestría en comunicación y gerencia política asegura que dada las condiciones militares de la movilización norteamericana en el Caribe, las posibilidades de un ataque en territorio venezolano siguen sobre la mesa con una probabilidad alta en distintos escenarios.

Trump se basa en su modelo de negociación de máxima presión donde él está elevando la presión al máximo como primer paso y lo que está buscando es sin necesidad de disparar un misil o tomar una acción tener una respuesta favorable que le convenza, que cumpla sus expectativas de parte del gobierno venezolano, lo que no sabemos es cuáles son esas expectativas», indica

Obermaier afirma que con la decisión de designar al Cartel de los Soles como organización internacional, Trump pone el balón en la cancha del gobierno venezolano y agrega que para el mandatario estadounidense existe una serie de medidas para considerar esta decisión como una ganancia.

Debe haber una línea roja en el manual de negociaciones de Trump. Él ya estableció cuál es el mínimo aceptable y qué es lo que logra generando una presión máxima que implica una amenaza cierta frente al gobierno. Ahora, el gobierno venezolano puede considerar que Estados Unidos trata de forzar la acción militar y no negociar ni transgredir sus límites», destaca.

El consultor político señala que la probabilidad de que Venezuela se adhiera a las necesidades de Estados Unidos es muy baja, por lo que asegura que lo más seguro es que haya una oportunidad de negociación donde lo mejor sería, según su opinión, buscar un acuerdo que conduzca a Maduro hacia el exilio para dar paso a una transición política en el país sin necesidad de una intervención militar.

La última salida negociada

Para Walter Molina, politólogo venezolano en Argentina, el despliegue militar en el Mar Caribe no es una disuasión simbólica: “Es la configuración operacional necesaria para actuar si la decisión política se activa. Y ahí es donde la dimensión jurídica y la militar convergen: la designación FTO completará el marco que legitima una operación contra el Cártel de los Soles bajo derecho estadounidense”.

En ese contexto, Molina, con más de 10 años de experiencia en ámbito de liderazgo social y gerencia de la Administración Pública con enfoque en Campañas Electorales y Planificación Estratégica, explica debe leerse la frase de Trump, pronunciada apenas una hora después del anuncio de Marco Rubio: “Es posible que tengamos algunas conversaciones con Maduro… Ellos quieren hablar”.

Y sostiene: “No es apertura diplomática: es un mensaje codificado dentro de una estrategia de ultimátum. La ventana de una salida negociada existe, pero es mínima, final y explicable solo por el peso acumulado de la presión interna venezolana, la legitimidad democrática del nuevo liderazgo y el mayor despliegue militar en el Caribe desde 1989”, resalta en la red social X.

Según Molina, existe una sincronía histórica evidente referenciada en un liderazgo democrático fortalecido por una victoria incontestable, una sociedad articulada, un gobierno legítimo reclamando su mandato, una narrativa internacional alineada y una estructura militar lista para ejecutar órdenes. “La libertad, por primera vez en dos décadas, se percibe tácticamente posible. Pero aún depende de un hecho decisivo: el quiebre de la estructura que mantiene secuestrado al país”, añade.

En sus palabras, Maduro aún tiene en sus manos la elección final. “Puede aceptar la última salida negociada o volver a apostar por la fuerza. Pero la fuerza ya no la controlan ellos. Lo contrario, permitir que la barbarie continúe, ya no es una opción aceptable. Lo que ocurre hoy es el desenlace de un proceso largo y doloroso, pero con la posibilidad real de un resultado histórico”.

¿Negociación o teatro?

Andrés Izarra, exministro de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, y uno de los más feroces críticos de los herederos de la revolución, no se fía que las palabras de Donald Trump representen con total certeza un ultimátum.

¿Qué incentivo real tiene para Maduro negociar una salida? Ninguno. Su mejor alternativa a un acuerdo negociado es… seguir en el poder a toda costa. Cualquier otra cosa es, literalmente, peor que lo que tiene ahora”, asegura el comunicador, en la red social X.

Izarra califica de “ilusión” el discurso del ‘vamos a presionar lo suficiente para forzarlos a negociar’. Y lo sustenta con estas palabras: “No hay nada que ofrecerles que sea mejor que quedarse donde están. No hay garantías creíbles de seguridad. No hay retiro dorado en Estambul esperándolos”.

Y sentencia: “Es por eso que las negociaciones siempre terminan siendo teatro. Maduro gana tiempo, la oposición se desgasta esperando que ‘esta vez sí’, y Washington aprende (o debería aprender) que estás intentando negociar con alguien cuya única carta es la supervivencia”.

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