Es un verdadero espectáculo cósmico: la Nebulosa del Reloj de Arena (MyCn18) parece salida de un taller divino que esculpe geometrías imposibles en el vacío. Allí, a unos 8.000 años luz de la Tierra, el telescopio Hubble nos regaló una visión que desafía la lógica humana: una forma perfecta, casi de cristal tallado, flotando en el abismo estelar.
Lo que más desconcierta no es solo su simetría impecable, sino la sensación de que estamos frente a una obra diseñada, como si el universo hubiese querido dejar un símbolo en medio de la nada. Sus colores, resultado de combinar tres longitudes de onda distintas, revelan un espectáculo cromático que se asemeja a un reloj de arena suspendido en el tiempo… o incluso a figuras angelicales que vigilan desde el espacio profundo.
No sorprende que esta imagen se volviera viral, bautizada como la Nebulosa del Reloj de Arena: un recordatorio de que, en el silencio del cosmos, la belleza más sublime se esconde en formas que parecen hechas a propósito para asombrarnos y cuestionar nuestro lugar en la inmensidad.