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jueves, 24 de abril del 2025
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La misteriosa obsesión de Cantinflas con las sirenas (+Video)

La lujosa casa frente al mar que construyó Mario Moreno, mejor conocido como Cantinflas, esconde una leyenda tan fantástica como inquietante

El encuentro que lo cambió todo

Una noche cualquiera en la Ciudad de México, Mario Moreno Reyes, el eterno Cantinflas, conoció a un hombre que cambiaría su vida. Su nombre era Carlos Lorenzo Hernández, un personaje enigmático que afirmaba poseer un cuarzo con poderes místicos. Según él, este cuarzo era capaz de atraer sirenas si se colocaba en una casa frente al mar, acompañada por una estatua humana mirando al horizonte.

Este relato, que bien podría parecer parte de una película de fantasía, quedó grabado en la mente del actor. Así comenzó una obsesión poco conocida del comediante más famoso de México: construir un santuario para encontrarse con seres míticos del océano.


La construcción de la mansión de cantinflas

Movido por esta revelación, Cantinflas adquirió un terreno privilegiado en la zona de Las Playas, en Acapulco. Allí inició la construcción de lo que sería la mansión de Cantinflas, una propiedad sin igual en su época. La casa incluía detalles marinos en su decoración, esculturas de sirenas, una piscina de agua salada conectada al mar y un tobogán que desembocaba directamente en el océano.

El elemento más impactante fue una estatua de Cantinflas de gran tamaño, colocada estratégicamente frente al mar. Se decía que esa estatua era el ancla espiritual que permitiría el encuentro con las sirenas.


Fiestas, rituales y un aura de misterio

La casa de Cantinflas en Acapulco se convirtió rápidamente en el centro de eventos y celebraciones extravagantes. Políticos, actores y empresarios acudían a sus fiestas, donde se comentaba que ocurrían eventos poco comunes, especialmente en las noches de luna llena.

Algunos testigos afirmaban que Cantinflas y las sirenas eran tema constante de conversación del actor, quien realizaba supuestos rituales para atraerlas. Incluso trabajadores locales aseguraban haber escuchado cantos marinos o haber visto sombras moverse cerca de la piscina en plena madrugada.


Una espera que nunca terminó

Durante años, Cantinflas visitó la propiedad con frecuencia, pasaba horas contemplando el mar desde su balcón, esperando ver aparecer una figura entre las olas. Sin embargo, el encuentro que tanto deseaba jamás sucedió.

Con el tiempo, su fascinación se desvaneció y dejó de visitar el lugar. Tras su fallecimiento en 1993, la mansión de Cantinflas quedó en el olvido. El salitre, el abandono y el tiempo hicieron estragos. Hoy, la casa luce desfigurada: grafitis cubren las paredes, la piscina está vacía y las esculturas han sido destruidas.


La estatua que desafía a la naturaleza

Y sin embargo, entre el deterioro y el abandono, hay un elemento que permanece intacto: la estatua de Cantinflas. A pesar de los años, las tormentas y el devastador huracán Otis, la estructura no ha sufrido daños notables. Ni los vientos huracanados ni los tsunamis han logrado moverla.

Este hecho ha alimentado aún más la leyenda de Cantinflas, convirtiéndose en una especie de relicario para los curiosos que visitan el lugar.


¿Mito, locura o genialidad?

A día de hoy, nadie puede confirmar si la obsesión del actor fue real o parte de un elaborado cuento alimentado por su carisma y amor por lo fantástico. Lo cierto es que la mansión de Cantinflas existe, y su historia ha sobrevivido generaciones como uno de los relatos más singulares del mundo del espectáculo mexicano.

Lo que fue una fantasía marítima, hoy es ruina y símbolo. Pero entre escombros y salitre, la figura imperturbable de Cantinflas y las sirenas sigue mirando el horizonte… como si aún esperara una señal desde las profundidades del mar.

qpasa

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