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miércoles, 12 de noviembre del 2025
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La campaña de Trump en el Caribe: los datos clave detrás del conflicto en desarrollo con Venezuela

El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) divulgó un análisis exhaustivo sobre la campaña antidrogas de Estados Unidos en el Caribe, que ha intensificado tensiones con Venezuela mediante ataques a embarcaciones sospechosas y un despliegue naval masivo. El informe, elaborado por Mark F. Cancian y Chris H. Park, examina datos operativos desde septiembre, balances de fuerzas militares y escenarios potenciales de conflicto, con énfasis en la llegada inminente del USS Gerald R. Ford.

El informe describe el inicio de la campaña el 2 de septiembre con el primer ataque a un bote sospechoso de narcotráfico en el Caribe, cerca de las costas venezolanas. Desde entonces, las operaciones se han acelerado a un ritmo de aproximadamente una por semana hasta finales de octubre, extendiéndose al Pacífico oriental con un aumento en las bajas reportadas. Estas acciones forman parte de un esquema de vigilancia estadounidense que identifica y neutraliza embarcaciones antes de que se integren al tráfico regional, según datos recopilados por el CSIS.

La escalada comenzó en agosto con un «sobresalto» de fuerzas navales, duplicando la presencia de buques en el Caribe respecto a niveles previos. El informe cuantifica este incremento mediante el desplazamiento de las naves: la llegada del Grupo Anfibio Iwo Jima elevó la capacidad, y el inminente despliegue del Gerald R. Ford casi la duplicará nuevamente, alcanzando niveles comparables a intervenciones limitadas como la de Libia en 2011.

En cuanto al personal, el CSIS registra un salto desde los efectivos base en Puerto Rico y la bahía de Guantánamo, Cuba, hasta unos 7.000 militares adicionales. Esto incluye 2.200 marines de la 22ª Unidad Expedicionaria de Marines desplegados en agosto, 10 aviones F-35 con cientos de personal de apoyo en septiembre, 150 tropas de operaciones especiales desde la base flotante MV Ocean Trader y 4.500 marineros en el Ford junto a sus escoltas.

El análisis evalúa el arsenal disponible, destacando 170 misiles Tomahawk listos para lanzamiento desde buques y submarinos, equivalentes a los usados en campañas pasadas de corta duración. Otros sistemas, como misiles JASSM aire-tierra o bombas guiadas JDAM, permiten ataques a distancia, aunque requieren penetración aérea en algunos casos. El informe subraya que estas capacidades superan las defensas venezolanas en aire y mar, facilitando ataques selectivos sin invasión terrestre inmediata.

Respecto al equilibrio aéreo, Estados Unidos mantiene superioridad con aviones furtivos y de reabastecimiento aéreos avistados en Puerto Rico, mientras Venezuela opera solo unos 30 aviones funcionales de 49, limitados por embargos de repuestos. Las defensas antiaéreas venezolanas, que incluyen sistemas S-300, Buk y S-125, son móviles pero vulnerables a ataques de largo alcance, según el CSIS, que descarta envíos rusos significativos debido a los compromisos de Moscú en Ucrania.

En el ámbito marítimo, la armada venezolana carece de operatividad en su único submarino y varios buques, concediendo a EEUU control total del mar. Por el contrario, en tierra, Venezuela posee ventaja numérica con tropas y milicias enfocadas en estabilidad interna, aunque con entrenamiento deficiente. El informe estima que una invasión requeriría 50.000 a 150.000 soldados estadounidenses, cifra no desplegada actualmente, lo que limita operaciones a ataques aéreos o misilísticos contra aeropuertos y sitios de cárteles.

Los objetivos potenciales se dividen en dos conjuntos: instalaciones de cárteles para mantener el enfoque antidrogas y activos del régimen de Maduro para inducir cambio, incluyendo aeródromos compartidos. El CSIS advierte que la distribución poblacional venezolana, concentrada en la costa norte, expone centros de poder pero complica la autoridad postconflicto en el interior, arriesgando un estado fallido similar a Irak tras 2003. Mediaciones de Brasil, ONU u OEA podrían intervenir, aunque el informe concluye que el conflicto no es inevitable y depende de evaluaciones diplomáticas pendientes en Washington.

El análisis del CSIS indica que las fuerzas actuales permiten ataques iniciales con misiles para probar respuestas, mientras se exploran canales bilaterales para desescalar, con la llegada del Ford como punto de inflexión potencial.

lapatilla

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