Fue el día en que el mundo se conmocionó. Ocurrió el 11 de septiembre de 2001 cuando aún despuntaba el nuevo siglo, y sus cicatrices marcaron al planeta en lo adelante.
En 2021 se cumplen dos décadas de los atentados terroristas a las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York, en Estados Unidos, que se estima dejaron 2.996 muertos y más de 25.000 heridos.
Aquel 11-S, como ahora se recuerda la fecha, 19 terroristas que integraban la organización extremista islámica Al-Qaeda secuestraron cuatro aviones comerciales y lograron impactar tres de ellos en sus objetivos.
Dos de los aparatos fueron a dar con las Torres Gemelas de Nueva York, un tercero impactó el edificio del Pentágono, en Washington, y el cuarto destinado a estrellarse contra el Capitolio o la Casa Blanca finalmente cayó en un campo de Shanksville (Pensilvania), tras la intervención de sus pasajeros.
Los objetivos de los terroristas eran los símbolos económicos, militares y políticos de Estados Unidos.
A las 8:46 am, hora local en Nueva York, el vuelo 11 de American Airlines, un Boeing 767 que se dirigía de Boston a Los Ángeles con 92 personas a bordo -incluidos cinco yihadistas-, impacta a 790 km/h contra la torre norte del World Trade Center, que quedan en llamas y generando una espesa columna de humo.
Apenas 15 minutos más tarde, el vuelo 175 de United Airlines, también un Boeing 767 que despegó de Boston con destino a Los Ángeles con 65 personas a bordo (incluidos cinco yihadistas), se estrella a 950 km/h contra los pisos superiores de la torre sur y genera una gigantesca explosión.
Dos minuto más tarde, a las 9:05 am, el entonces presidente George W. Bush es informado del ataque. Mientas participaba de una lectura de cuentos a niños en una escuela primaria de Sarasota, Florida, su jefe de gabinete Andrew Card le susurra al oído: “Un segundo avión golpeó la otra torre. Estados Unidos está bajo ataque”.
Aunque a las 9:25 am las autoridades cierran el espacio aéreo de todo Estados Unidos, impidiendo el despegue de todos los aviones no militares,el vuelo 77 de American Airlines con 64 personas a bordo, que ya había despegado del aeropuerto Washington-Dulles, en Virginia, y se dirigía a San Francisco, se estrella contra la fachada oeste del Pentágono tras ser secuestrado por cinco yihadistas.
Cinco minutos después, la Administración Federal de Aviación (FAA) ordena el aterrizaje de todos los aviones en espacio aéreo estadounidense.
A las 9:59 am la torre sur del World Trade Center colapsa y se desploma en 10 segundos. El diluvio de fuego, acero y polvo fue tan infernal que jamás se encontraron rastros de ADN de cientos de víctimas.
La estupefacción por el derrumbe del edificio encuentra un siguiente golpe apenas cuatro minutos más tarde, cuando el vuelo 93 de United Airlines que viajaba de Newark a San Francisco se estrella en el campo en Shanksville, Pensilvania, con 44 personas a bordo, incluidos cuatro yihadistas.
Algunos pasajeros, informados por teléfono celular de lo que estaba ocurriendo en Nueva York, intentaron doblegar a los terroristas dentro del avión e impidieron que la aeronave se dirigiera a algunos de los objetivos estratégicos.
A las 10:28 am se derrumba la torre norte del WTC.
Habiendo declarado a las fuerzas armadas en estado de alerta máxima a partir de la 1:04 pm, George W. Bush emite un discurso desde el despacho oval de la Casa Blanca a las 8:30 pm.
Durante la transmisión califica lo ocurrido como “actos terroristas despreciables, malvados”, promete hallar a los responsables y asegura que Washington “no hará diferencias entre los terroristas que cometieron estos actos y aquellos que los albergan”.
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La Verdad