Las autoridades de Shanghái decidieron que había que erigir un nuevo edificio en el lugar donde se ubicaba la Escuela Lagena de China. Pero es una construcción de 1935 la que alberga este centro y tiene un importante valor histórico. En muchos lugares del mundo se habría buscado otra ubicación para el nuevo proyecto, o, quizás, se hubiera derribado.javascript:window[«$iceContent»]
En Shanghái han logrado el espacio para la nueva construcción en el mismo sitio donde estaba la Escuela, pero sin acabar con el edificio histórico. ¿Cómo? Gracias a la robótica han hecho caminar un edificio de 7.600 toneladas y cinco pisos.
Según publica BBC, los ingenieros optaron por levantar el edificio y subirlo encima de 198 patas robóticas que habían sido diseñadas específicamente para realizar ese traslado. 18 días, tal y como informa la cadena local CCTV, tardó el edificio en caminar 61,7 metros. Se detuvo, en su nueva ubicación, el pasado 15 de octubre.
Explican en la noticia de BBC que, habitualmente, para mover un edificio se utilizan rieles o grúas. Sin embargo, las patas robóticas empleadas para trasladar la Escuela Lagena es un método absolutamente novedoso y una auténtica genialidad de la ingeniería china. No es la primera vez que llegan hechos tan sorprendentes desde el país asiático: en 2017, un templo budista con 135 años de antigüedad necesito 15 días para moverse 30 metros.
Mucho antes, en 1931, unos gatos gigantes accionados a mano, con apoyo de una máquina de vapor, consiguieron mover un edificio en Indiana con los trabajadores dentro. Pesaba 11.000 toneladas y tenía 35 metros de altura. Se movió 16 metros hacia el sur, se rotó 90 grados y luego se movió 30 metros hacia el oeste. Y durante todo el proceso, el edificio no dejó de funcionar. Todos los cables y tuberías que daban servicio al edificio –telefonía, electricidad, gas, alcantarillado y agua– tuvieron que alargarse y flexibilizarse.