El evento, que no ocurría en Inglaterra desde hace 70 años, contó con la presencia de su hijo menor Harry, quien se sentó sin su esposa en la tercera fila de la familia
Un evento que no se daba desde hace 70 años se convirtió en algo histórico para los ingleses y el mundo, cuando a los 74 años Carlos III, junto a su esposa Camila, ascendieron al trono del reino de Inglaterra.
La majestuosidad de la coronación, que tiene por lo menos mil años, se mantuvo en esta ceremonia, que sería la segunda de la corona inglesa que es transmitida por televisión y vista por millones en el mundo.
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Tras ocho meses de la muerte de la Reina Isabel II, madre de Carlos III, miles de simpatizantes de la monarquía se agolparon bajo una lluvia incesante al mediodía de este #06May.
Además de los simpatizantes, a la ceremonia acudieron diversas personalidades del ámbito ingles, así como del mundo.
El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra, colocó sobre la cabeza del monarca de 74 años la corona de San Eduardo, que no se había utilizado desde la coronación en 1953 de su madre, fallecida en septiembre.
La reina Camila fue coronada inmediatamente después, en un ritual similar pero más sencillo.
Sentados en primera fila en la imponente Abadía de Westminster, los herederos de la corona Guillermo y Catalina siguieron la ceremonia religiosa, puntuada de cánticos y lecturas del evangelio, concebida según un pomposo rito prácticamente inmutable desde hace mil años.
Los invitados de Carlos III
La corona tenía unos 2.300 invitados, entre los que sobresalían personalidades del ámbito nacional, así como la primera dama estadounidense Jill Biden, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y los reyes Felipe VI y Letizia de España.
El príncipe Enrique, hijo menor de Carlos que mantiene tensas relaciones con la familia real, se sentó junto a sus primos en la tercera fila, sin su esposa Meghan Markle, que se quedó en California con sus dos hijos, dice la agencia de noticias AFP.
“¡Que Dios salve al rey Carlos!”, gritaron los asistentes dando inicio a la ceremonia con este reconocimiento, acompañado de una fanfarria de trompetas, después de que Carlos III y Camila, de 75 años, entraran vestidos con capas ceremoniales tras una breve procesión en carroza desde el Palacio de Buckingham.
Con la mano sobre la Biblia, el rey prestó juramento. Después, en la parte considerada más sagrada de la ceremonia, el arzobispo Welby ungió las manos, el pecho y la cabeza del monarca, oculto de la vista de todos por una pantalla.
Sustituyendo el tradicional homenaje de los aristócratas, el religioso invitó entonces a todas las personas, desde donde estuviesen viendo o escuchando la coronación, a jurar lealtad al nuevo rey, una primicia histórica que busca la democratización de la ceremonia, pero que provocó fuertes críticas de los antimonárquicos.
Con información de AFP
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