Desde el pasado 23 de octubre y hasta el 15 de noviembre, la sala de la biblioteca de Katy, Texas, acoge la exposición individual “Semblanzas Existenciales” del artista plástico venezolano Félix Royett, oriundo del municipio Valmore Rodríguez (estado Zulia). La muestra presenta una serie de obras recientes de pequeño formato que, paradójicamente, resuenan con una monumentalidad en la exploración de la psique humana.
Con esta exposición, Royett vuelve a sorprender con un formato más íntimo y profundamente confesional, donde la materia adquiere un protagonismo estremecedor. Cada pieza es una condensación dramática de silencios ancestrales. La figura humana, en especial lo femenino como arquetipo vital, se eleva desde las texturas densas, emergiendo como si brotara de un plano oculto de la consciencia colectiva.

Royett no representa; revela. Las figuras que habitan sus cuadros no posan ni narran: acontecen; y lo hacen con una carga emocional que traspasa las limitaciones del gesto pictórico. La obra deja de ser un objeto estético para convertirse en registro psíquico, en testimonio existencial.
En sus superficies, grávidas de materia con resabios de barroquismo matérico y profundidad tenebrista, el artista logra plasmar no solo la forma, sino también la tensión, el peso y la fragilidad del alma humana.

Desde su visión neo-expresionista existencial, Félix Royett no busca la belleza tradicional, sino lo “verdadero”: aquello que se agita en lo profundo, lo que lucha por salir del arquetipo, desde la historia y el trauma, desde el silencio.
- Su pintura es verbo encarnado, una densidad simbólica que exige al espectador mirar desde el misterio.
- Cada personaje —mujer, sombra, mirada, máscara o torso— porta un universo simbólico que se devela a través de una paleta contenida y una gestualidad quebrada.
- En estas obras no hay detalle decorativo ni complacencia visual; hay urgencia, hay memoria, hay vida pintada con la carne del tiempo.
El artista, firmemente arraigado en el linaje del Expresionismo clásico, utiliza la intensidad emocional, las figuras distorsionadas y las paletas oscuras para explorar el “abismo” y el “deseo de la existencia”. Royett se sostiene firme en su tiempo para confrontarlo. En cada cuadro hay un grito sordo que resuena con fuerza, haciendo de sus piezas no obras para adornar muros, sino portales que interpelan la condición humana.

La comunidad de Texas, y los amantes del arte están invitados a experimentar esta poderosa inmersión en la obra de un artista fundamental de la diáspora venezolana.
Periodista Elianis Mosquera
C.N.P 26.415
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