Usando la diversión, ayuda a los niños a sentirse poderosos y valientes, a menudo llevándolos al quirófano «volando» o corriendo.
Un cirujano pediátrico dice que viste a sus pacientes como superhéroes para que se sientan “poderosos y valientes” en el quirófano.
“Mi trabajo diario es una alegría”, le dice a TODAY.com en una entrevista por correo electrónico el Dr. Leandro B. Guimarães, otorrinolaringólogo y pediatra en Brasil.
El profesional explica que: “Al utilizar el juego, podemos interactuar con los niños de una manera muy efectiva”.
En un video de Instagram compartido en su cuenta, los pacientes de Guimarães vestidos con disfraces “vuelan” (en equilibrio sobre el hombro del médico) o corren tomados de la mano de Guimarãe hacia la cirugía.
Las reacciones al video de Guimarães, reproducido junto a la canción “Stand By Me” de Ben E. King, incluyen: “Eres un ángel”, “La forma en que la energía puede cambiar un momento” y “Yo también puedo ver tu capa”.
Guimarães dice que el quirófano puede ser un ambiente tenso.
“Esta idea surgió de mi deseo de hacer que la entrada a la sala de operaciones fuera menos estresante”, dice.
El pediatra
Según cuenta el médico: «La última niña que llevé a cirugía… fue Allana, una niña de unos dos años que entró en mis brazos llorando sin control. Ese día, me prometí a mí mismo que nunca más llevaría a una niña llorando a cirugía”.
“Cuando empecé la carrera de medicina, me uní a un grupo de payasos en el que teníamos clases de teatro para aprender a ser payasos y a distraer a los niños durante nuestras visitas semanales a los pacientes pediátricos hospitalizados en el hospital universitario”, dice Guimarães.
“Desde entonces, me enamoré de trabajar con niños y, con el tiempo, las habilidades que aprendí como payaso de hospital también me ayudaron a examinar a los niños en el consultorio sin asustarlos”.
Los disfraces
Guimarães suele encargar disfraces muy variados, como el de Batman o el de Flash.
“Dejo que el niño elija cuál quiere ponerse”, comenta, y añade: “Les explico que entraremos ‘volando’ o corriendo y que les limpiaremos la nariz y los oídos”.
“Entro en la sala de operaciones cuando están listos y participando en el juego. Si noto que siguen asustados, pido a uno de los padres que entre con ellos. De esa manera, la inducción de la anestesia siempre es más tranquila”.
Guimarães dice que después de que el paciente se queda dormido, se le quita el disfraz y se lo entrega a sus padres.
“Normalmente grabo la entrada del niño y le envío el video a la madre. ¡Les encanta porque pueden mostrarle a sus hijos lo valientes que fueron!”, dice.
Los pacientes se «meten en el papel»
Todos los niños pueden llevarse el disfraz a casa después de la operación y, como explica Guimarães, “algunos niños operados por mis compañeros lo ven, así que acabo regalándoles uno también”.
Según Guimarães, muchos de sus pacientes acuden a sus citas de seguimiento disfrazados, “mostrando con orgullo que la experiencia no fue nada traumática”.
El médico dice que sus pacientes se transforman en superhéroes intrépidos.
“¡A la mayoría de los niños les encantan!”, afirma. “¡Se emocionan muchísimo y se sienten empoderados cuando se ponen el disfraz! Entran tan felices que sus padres también se sienten a gusto y casi se olvidan de que me están confiando su tesoro más preciado para operar”.
“Me emociono cuando los padres me cuentan que sus hijos pasan por el hospital y dicen que quieren volver a operarse porque su recuerdo de la experiencia es positivo, lleno de juego y diversión”, comenta.
Guimarães añade: “Algunos niños que luego necesitaron cirugías de otras especialidades deseaban que yo fuera su cirujano, aunque fuera por algo no relacionado, como una fractura de codo. Eso es increíblemente gratificante para mí”.
La necesidad de una buena comunicación
La comunicación efectiva entre los proveedores de atención médica y los niños o sus cuidadores representa un hito en el manejo de cada patología pediátrica, y puede ser mucho más desafiante que en el caso de los pacientes adultos.
Según la Academia Americana de Pediatría, la comunicación efectiva es la piedra angular de la atención, la respuesta a las necesidades del paciente y la dinámica familiar, centrándose en el cuidado del paciente y la familia.
Generalmente, una relación médica comprende 2 sujetos, pero en el caso de la pediatría, esta relación es particular debido a que involucra a 3 miembros: médico, padre e hijo, lo que lleva a un mayor grado de dificultad de comunicación.
La comunicación médico-padre-hijo comprende 3 elementos: informatividad que se refiere a la cantidad y calidad de la información de salud proporcionada por el pediatra.
El interés en los sentimientos y preocupaciones de los cuidadores y del paciente pediátrico; y construcción de alianzas explicada por la manera en que el médico invita a los padres/cuidadores y al niño a expresar sus preocupaciones, perspectivas y sugerencias durante la consulta.
Se ha comprobado que entre el 35% y el 70% de las acciones médico-legales son resultado de uno o más de los siguientes factores:
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