La imagen se repite en varias ciudades colombianas, el retorno de venezolanos a su país debido a la dura crisis que les afecta como consecuencia del aislamiento social que tiene como causa la pandemia del coronavirus.
Algunos regresan al ser desalojados de las viviendas o residencias arrendadas, otros por alimento, otros no tienen recursos para asistir a su familia; es lo peor que podría ocurrirle a un migrante que vive del ingreso diario.
No es el feliz retorno que esperaban, pero no tienen otra alternativa más que regresar a Venezuela.
En Bucaramanga centenares de venezolanos se han aglomerado esta semana en el Parque del Agua, donde piden con urgencia al Gobierno colombiano una ayuda para poder regresar a su país.
Las imágenes de la multitud preocupan a las autoridades, pues temen que pueda haber un foco de contagio del coronavirus entre quienes pasan los días a la espera de soluciones para situación.
Por ello, el gobernador de Santander, Mauricio Aguilar, dijo que su despacho acompañó el jueves “el proceso de 300 venezolanos que querían retornar a su país de origen”.
Esa operación de traslado a Cúcuta para desde ahí cruzar la frontera estuvo acompañada por el Ejército y la Policía, quienes han garantizado la seguridad de los migrantes en el Parque del Agua.
Más de 1,8 millones de venezolanos están radicados en Colombia, según el más reciente informe de las autoridades migratorias divulgado a principios de mes, de los cuales hay miles que agregan una incertidumbre más a sus vidas por cuenta del coronavirus.
La odisea Por la carretera que conecta a Bogotá con la ciudad de Tunja un grupo de 17 venezolanos camina con costales, maletas, bolsas, un coche para bebés y hasta un colchón; su objetivo es regresar a su país porque en Colombia no han recibido ayuda ante la pandemia del coronavirus y no quieren morir de hambre.
En el peaje de Los Andes, punto de salida de la capital colombiana hacia el departamento de Boyacá, cuya capital es Tunja, los miembros de la familia Rojas compran algo con el poco dinero que les queda y caminan abrigados para combatir el frío mañanero de Bogotá, ciudad a la que habían llegado hace nueve meses buscando un mejor futuro.
“Nos sacaron de donde vivíamos ¿y cómo hacemos con nuestros hijos? (…) Dormir bajo un puente con nuestra familia no se puede. En Venezuela tampoco se puede, la situación está demasiado fuerte y todo el mundo lo sabe”, comenta a Efe Manuel, miembro de la familia Rojas que estaba radicado en Bogotá y hoy cubre su rostro con una mascarilla improvisada.
“Pedimos al señor presidente (de Colombia, Iván Duque) que ayude a los venezolanos y nos mande una buseta (autobús) para que nos saque de aquí, nos están sacando de los arriendos”, dice, por su parte, Antonio Rojas.
Por toda Colombia son miles los venezolanos que quieren llegar hasta el puente Simón Bolívar, en Cúcuta, y de allí cruzar a San Antonio, en el estado venezolano de Táchira.
Según Migración Colombia, poco más de 2.200 han pasado por los corredores humanitarios habilitados por las autoridades en la frontera cerrada desde que comenzó la cuarentena obligatoria para contener la pandemia.
Por otro lado, el jueves pasado una caravana fue detenida debido a que Cúcuta está muy congestionada de migrantes venezolanos que quieren regresar a su país, por lo que se esperará dar vía libre en un futuro próximo para que los buses puedan seguir con su camino sin causar más aglomeraciones en la frontera.
El grupo de personas logró conseguir el dinero para el alquiler de 7 buses que los llevaría a Cúcuta para permitir su paso por la frontera de Norte de Santander hacia Venezuela.
PEC