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sábado, 28 de diciembre del 2024
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El agujero de ozono en el polo sur de la Tierra se redujo en 2024, según la NASA: ¿hay esperanzas?

El agujero de ozono es una región de la atmósfera terrestre donde se produce una reducción significativa de la capa de ozono, especialmente sobre la Antártida. Este fenómeno ocurre principalmente durante la primavera austral (septiembre a noviembre) debido a condiciones meteorológicas específicas. Por su importancia en la vida humana, la NASA lleva décadas investigando su deterioro.

La capa de ozono actúa como un filtro que bloquea la mayor parte de la radiación ultravioleta dañina (UV-B) del sol. Sin esta protección, la vida en la Tierra estaría expuesta a mayores riesgos de cáncer de piel, cataratas y daños en los ecosistemas. El agujero de ozono se ha atribuido a la liberación de compuestos químicos que al llegar a la estratosfera liberan átomos de cloro que destruyen las moléculas de ozono.

En 2024, el agujero en la capa de ozono que aparece anualmente sobre la Antártida mostró una notable reducción en su tamaño, situándose entre los más pequeños registrados desde la entrada en vigor del Protocolo de Montreal en 1992.

NASA

Es una barrera vital en la atmósfera

Según reportes recientes de la NASA y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), el agujero alcanzó su mayor extensión el 28 de septiembre con 22,4 millones de kilómetros cuadrados. En promedio, durante el período de máxima actividad, se mantuvo en 20 millones de kilómetros cuadrados, un área equivalente a casi tres veces el tamaño del territorio continental de Estados Unidos.

La disminución del agujero refleja una tendencia alentadora: los acuerdos globales para eliminar gradualmente los compuestos químicos que destruyen el ozono, como los clorofluorocarbonos (CFC), están funcionando. No obstante, el daño causado por décadas de uso de estos productos sigue siendo evidente, y se espera que la capa de ozono alcance niveles preindustriales hacia 2066.

NASA capa de ozono
El daño causado por décadas en la capa de ozono sigue siendo evidente –

La capa de ozono, ubicada en la estratosfera, funciona como un escudo natural que protege a la Tierra de la radiación ultravioleta. En la década de 1970, los científicos comenzaron a alertar sobre la amenaza de los CFC, utilizados en aerosoles, refrigerantes y otros productos.

En los años 80, la evidencia del impacto de estos compuestos sobre la capa de ozono llevó a la firma del Protocolo de Montreal en 1987, un acuerdo internacional que comprometió a las naciones a eliminar gradualmente su producción y uso.

Hay avances en la recuperación de la capa de ozono

Los datos de 2024 revelan que el agujero de ozono es considerablemente más pequeño en comparación con los picos registrados a principios de los años 2000. Durante este año, las concentraciones de ozono sobre el Polo Sur alcanzaron su punto más bajo el 5 de octubre, con un valor de 109 unidades Dobson, todavía lejos de las 225 unidades consideradas normales en la región antes de 1980.

“La mejoría gradual que hemos visto en las últimas dos décadas muestra que los esfuerzos internacionales para frenar los productos químicos que destruyen la capa de ozono están funcionando”, comentó Paul Newman, científico de la NASA especializado en la capa de ozono.

NASA ozono
Los datos de 2024 revelan que el agujero de ozono es considerablemente más pequeño –

La reducción en el uso de CFC, combinada con fenómenos atmosféricos que transportaron ozono desde regiones al norte de la Antártida, contribuyó a los resultados de este año. Sin embargo, los CFC liberados en décadas pasadas permanecen en la atmósfera y tardarán varias generaciones en descomponerse por completo.

La capa de ozono se monitorea continuamente

La recuperación del ozono es supervisada por una combinación de herramientas avanzadas. Satélites como Aura de la NASA y NOAA-21, además de globos meteorológicos lanzados desde el Polo Sur, permiten medir con precisión las concentraciones de ozono. Los modelos climáticos y las observaciones satelitales continúan mostrando las zonas más afectadas, donde las concentraciones caen por debajo de las 220 unidades Dobson, el umbral que define el “agujero”.

“Todavía tenemos un largo camino por recorrer antes de que el ozono alcance los niveles previos a la contaminación por CFC”, señaló Bryan Johnson, químico de la NOAA. “Pero cada año vemos evidencia de que las acciones tomadas a nivel global están marcando una diferencia real”.

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