La policía chilena detuvo a nueve delincuentes que ingresaron ilegalmente a Chile a unos 3.600 bolivianos, a los que les cobraron 200 dólares a cada uno, incluidos menores que viajaban sin sus padres.
La fiscal Carolina Suazo dijo el viernes que el grupo –integrado por una boliviana, dos venezolanos y seis chilenos- obtuvo unos 720.000 dólares por traficar migrantes a través del desierto de Atacama, el más árido del mundo.
“La organización traficó menores de edad que no venían con sus padres”, dijo Suazo en rueda de prensa. Añadió que “existió un importante riesgo para la vida y salud de todas las personas que fueron traficadas considerando que debían cruzar a pie en el desierto a altas horas de la noche y luego permaneciendo en muchos casos hacinados en las casas en Colchane”, hasta que las trasladaban a Santiago.
Chile, donde viven casi 1,5 millones de migrantes, puso en práctica en abril una reformada ley que exige a los extranjeros que desean vivir en el país obtener una visa en los consulados de sus países de origen para luego tramitar localmente la cédula de identidad chilena que les permite optar a beneficios en salud y educación.
Pero la norma -que también agiliza las expulsiones administrativas- sólo permite regularizar su situación a quienes llegaron antes del 18 de marzo de 2021. Quienes ingresaron por pasos clandestinos tienen seis meses para marcharse.
Según el Servicio Jesuita Migrante, en los últimos tres años entraron a Chile unos 35.000 migrantes sin autorización.
AP