La santísima Virgen María, dejó en la mano del cacique Coromoto un diminuto pergamino con su imagen sagrada. La reliquia de la Soberana es la prueba física de la auténtica presencia de María en tierras venezolanas. Junto con la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, en México, la de Nuestra Señora de Coromoto son las dos únicas manifestaciones con presencia física de la virgen comprobada en América. Hoy es Día de la coronación canónica de la advocación de Nuestra Señora de Coromoto como Patrona de Venezuela, la Bella Señora, rememoremos su historia.
Para los católicos, la veneración a la Santísima Virgen, madre de Jesucristo y madre nuestra es un acto de profunda fe y de un simbolismo milenario. Los creyentes oran y veneran a la madre de Jesús, por ser la elegida por el Creador para traer al mundo al ‘Hijo del Hombre’ hecho carne en su única presencia física en la tierra.
En cada país del mundo, María se ha manifestado –de acuerdo con los testimonios de quienes aseguran haberla presenciado y de quienes estudian estos temas teológicos- con diferentes advocaciones adaptadas muchas de ellas a la propia cultura de cada región. Es de destacar que, como lo menciona el Hermano Nectario María, una cosa es la manifestación mariana, hecho que, por ejemplo, ocurrió en Maracaibo con la advocación de Chiquinquirá, que se manifestó impresa en un retablo y otra cosa es la aparición física, que fue lo que se registró en los predios de Guanare, Portuguesa. En Venezuela, María de Coromoto se le apareció al cacique en el estado Portuguesa para que a través de éstos, Venezuela fuese Bendecida por siempre.
Hay ciertas confusiones con el tema de las fechas, por tanto, hay que aclarar que –de acuerdo con los documentos del hermano Nectario María- el día 08 de septiembre, la Bella Señora se le apareció por primera vez al indio Coromoto, mientras que el día 11 de septiembre de 1952 el Cardenal Manuel Arteaga y Betancourt, enviado especial de Su Santidad el Papa Pío XVII realizó la solemne coronación canónica de Nuestra Señora de Coromoto como patrona de Venezuela.
Aquí está la historia
En un cruce de corrientes, entre los ríos Tucupido y Guanare, la tranquilidad de los indios criollos se vio interrumpida por la aparición luminosa y radiante de una ‘bella señora’ quien les expresó con una dulce voz: “Salgan de los montes y vayan con los blancos para recibir las aguas bautismales e ir al cielo”.
De la mano del español Juan Sánchez, los coromotos obedecieron a la Soberana y comenzaron a recibir la doctrina cristiana. Sin embargo, poco después, poseído por la incredulidad y la soberbia, el cacique Coromoto se fue disgustado de su nueva situación anhelando la soledad de sus bosques y sencillamente se marchó de las reuniones de Juan Sánchez en un acto de rebeldía y desobediencia a la Soberana.
Relata al detalle el hermano Nectario María, que la noche del día 08 de septiembre de 1652, se hallaban en una choza la cacica, su hermana Isabel y un indiecito de 12 años hijo de esta última. Maltrecho e iracundo, el cacique llegó a su choza y se tumbó en su barbacoa. Las indias, al notar la visible molestia de su jefe no se atrevieron a proferir palabras.
El recuerdo de aquel misterio inexplicable de cariño de la madre de Dios perturbaba y confundía al aborigen. Solo transcurrieron unos instantes desde la llegada del cacique a su choza, cuando de modo visible y corpóreo, la Virgen Santísima se presentó al umbral del bohío. De todo su ser se desprendían copiosos rayos de luz que bañaban el corto recinto de la choza y eran tan potentes y fuertes que, según declaró la india Isabel, “eran como los rayos del sol de mediodía”, más no deslumbraban ni cansaban la vista de aquellas felices inídgenas.
Coromoto indignado
El cacique rompió el silencio y dirigiéndose a la bella señora le dijo con enojo: “¿Hasta cuándo me quieres perseguir? Bien, te puedes volver, que ya no he de hacer más lo que me mandas; por ti dejé mis conucos y convivencias y he venido aquí a pasar trabajo”.
Así comienza una cadena de reclamos; Coromoto a la Santísima y la cacica a su esposo: “No hables así a la bella mujer, no tengas tan mal corazón”, dijo la cacica al jefe indio.
Pero, Coromoto, montado en cólera salta de la barbacoa y tembloroso agarra el arco y la flecha: “¡Con matarte me dejarás!” exclamó aquel ser. En ese instante, la bella mujer entró a la choza. Sonriente y serena se la acercó al cacique a lo que éste, turbado ante tanta majestad y grandeza, arrojó el arco y la flecha, más, sin embargo, se lanza sobre la Soberana para asirla de los brazos y echarla fuera.
Coromoto extendió con gran ligereza su brazo e hizo para agarrar a la Virgen cuando de pronto el celestial resplandor desaparece repentinamente volviendo la penumbra a la humilde choza.
Isabel preguntó al cacique: “¿Sabes lo que ha sucedido?” a lo que el indio, balbuceante y tembloroso respondió: “¡Aquí la tengo la tengo cogida!” mostrando su mano empuñada.
Conmovidas, las mujeres y el niño insistieron al cacique: “Muéstranosla para verla”. El cacique alargó el brazo y abrió la mano y los cuatro indígenas contemplaron la diminuta imagen que despedía luminosos rayos que produjeron gran resplandor.
Coromoto, entonces, con el mismo enojo, envuelve la milagrosa imagen en una hoja y la esconde en las pajas del techo de su casa diciendo: “Ahí te he de quemar para que me dejes”.
No obstante, el sobrino del cacique, el niño de 12 años, salvó la imagen. El pequeño corrió hasta donde el misionero Juan Sánchez y le contó lo sucedido, a lo que éste, con dos compañeros de misión acudieron hasta la choza del indio a por la imagen. Sánchez la tomó y la protegió en un relicario asintiendo que, ciertamente, se trataba de la imagen milagrosa de la madre de Jesús.
La historia revela que el día 09 de septiembre, una vez ocurrido aquel acto del indio Coromoto, éste, muy turbado y confundido emprendió la huida hacia los montes y apenas entró en el bosque fue mordido por una víbora venenosa. Viéndose mortalmente herido, asumió aquello como un castigo divino y se arrepintió de la conducta que tuvo con la bella señora. Coromoto clamaba a grandes voces ser bautizado, entonces, la bella señora concedió a aquel indio que su alma se regenerara en las saludables aguas bautismales y esta no fuera presa del espíritu de perdición.
El jefe exhaló un último suspiro no sin antes ordenar a sus tribus permanecer con los blancos y recibir las aguas bautismales.
Desde entonces, la aparición de María en tierras coromotanas fue testimoniada por su santa imagen de generación y generación y, a pesar de una cantidad de profanaciones y malos tratos de la sagrada reliquia, gracias a la gestión de la fundación zuliana María Camino a Jesús, que lidera José Luis Matheus, se conformó una comisión de alto nivel para intervenir la imagen, restaurarla y reubicarla en un nuevo relicario para su conservación permanente.
Se cumplieron 368 años de la primera aparición de la Virgen en tierras venezolanas y 70 años de su coronación canónica, que es lo que se celebra cada 11 de septiembre. Hoy habrá actividad religiosa en la Basílica Menor de Nuestra Señora de Coromoto, imponente santuario ubicado en el estado Portuguesa, justo en el espacio geográfico donde se precisó la aparición.
¿Quién es el hermano Nectario María?
Estos relatos fueron publicados por el hermano Nectario María. El hermano Nectario María nació en Francia, en la ciudad de Hyelzas a las 4:30 p.m., del domingo 28 de octubre de 1888, fue bautizado con el nombre de Luis Alfredo Silvano Pratlong Bonicel Gal, hijo de Silvano Pratlong y de María Celestina Bonicel, fue Hermano de la orden de San Juan Bautista de La Salle, educador, historiador, cartógrafo, arqueólogo, paleontólogo y geógrafo.
Realiza sus estudios primarios y secundarios en el colegio de los hermanos de La Salle de Meyrueis, cerca de su pueblo natal. Inicia su noviciado en la Congregación Lasallista (1905), graduándose de maestro normalista en la escuela de Lembecq Lez Hall en Bélgica (1907).
Enviado a América para impartir docencia en los planteles educativos de la congregación, reside primero en Panamá (1908) y luego en Venezuela, donde llega el 6 de marzo de 1913 para incorporarse al equipo docente fundador del colegio La Salle de Barquisimeto.
Recibe su profesión perpetua en Barquisimeto (24.2.1917), adoptando el nombre de Hermano Nectario María, con el cual se le conoce. Obtiene un certificado de estudios en teología y ciencias sagradas de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (1918).
Desempeña, durante 42 años (1913-1955), las cátedras de Historia y Geografía en el colegio La Salle de Barquisimeto. Su labor docente se traduce, no solo en la cátedra, sino también en la publicación de manuales didácticos, entre los cuales se destaca su Historia de Venezuela (curso superior).
Llega a tener 20 ediciones y su Geografía de Venezuela (curso superior) alcanza 16, ambas obras utilizadas como textos de enseñanza en todo el país.
El Hno. Nectario María primero escribió un folleto sobre la Virgen de Coromoto –cuando todavía no conocía el Sumario Jurídico del Pbro. Dr. Carlos de Herrera: “Era un pequeño folleto de 25 páginas, en octavo. Lo editó en dos partes en la revista ‘Excelsor’, órgano de la Sociedad Literaria La Salle, de Barquisimeto. La primera correspondió al Nº 3 de mayo de 1922, y la segunda, al de julio del mismo año. (…), las pequeñas ediciones mencionadas fueron una aproximación para la gran obra documentada que se había trazado en su plan general, pues u meta era ir al fondo del culto de Nuestra Señora de Coromoto.
Hno. Nectario María se dedicó a escribir una historia más detallada de Ntra. Sra. de Coromoto: “una vez en posesión de la documentación que logro reunir, el Hermano Nectario se dio a la tarea de organizar los datos que poseía[,] y así poder describir los capítulos de su historia. Listos los originales en los primeros meses de 1924, los entrego al Obispado de Barquisimeto para su aprobación. (…) Después de cumplir los requisitos, en mayo de 1924, envió los textos a la Tipografía Católica Casals, en Barcelona, España.
NAM/Ernesto Ríos Blanco/Especiales
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