Tras ‘el acordeón’ y ‘el exprimidor’, llegamos a la postura de ‘el pájaro carpintero’. Damos por hecho que has probado las anteriores. Te habrán gustado más o menos, pero reconoce que tienes ganas de seguir experimentando. Por eso hoy nos centraremos en el sexo oral cuando son ellos los que reciben.
Antes de entrar en materia, advertimos de que es una posición reservada única y exclusivamente a los hombres dominantes, a aquellos a los que les excita tener el control en la cama; y, por ende, a aquellas mujeres a las que les guste ser dominadas o ser sumisas en el dormitorio. Huelga decir que damos por hecho que sabes qué es un pájaro carpintero, y qué hace sobre la corteza de los árboles con su pico. Sí, es lo que estás pensando.
Es una posición reservada para los hombres dominantes y, por ende, para aquellas mujeres a las que les guste ser sumisas en el dormitorio
En esta posición, él tiene todo el control de la acción, pues controla los movimientos de su pene, que es introducido en la boca de la fémina. Ella no tiene mucho trabajo, ya que solo ha de estar recibiendo el miembro viril masculino en sus labios. El hombre se coloca de rodillas, con su zona genital a la altura de la cara de su pareja, e introduce su pene en la boca. Controla las penetraciones y el ritmo. En otras palabras, y para los menos expertos, es como si el hombre estuviese picando.
Decimos que está reservada para hombres dominantes porque tienen a la mujer muy sometida a su placer. Está debajo de ellos, con el único objetivo de hacerles disfrutar al máximo. Si a ella le gusta ser sumisa, esta postura le resultará extremadamente excitante, ya que no sólo no está recibiendo contacto en sus genitales, sino que está poniendo su cuerpo al servicio de otro, literalmente.
Asimismo, esta postura tiene un extra de comodidad para ella, pues está tumbada boca arriba en una superficie horizontal, con la cabeza apoyada sobre almohadas, para elevarla y facilitar el acceso.
Otra modalidad
La posición de ‘el pájaro carpintero’ tiene otra variante, igual de buena. El hombre se encuentra de pie, erguido, y la mujer está de rodillas, con la boca a la altura de los genitales de su pareja. El modus operandi es el mismo que en la postura precedente. La única diferencia radica en que aquí él puede además coger la cabeza de su amante para moverla o simplemente como acto de dominación. Ella, asimismo, puede agarrar al varón para tener más comodidad.
Él tiene todo el poder, mientras que ella no tiene mucho trabajo, ya que solo ha de estar recibiendo el miembro viril masculino en sus labios.
En esta modalidad sexual del ‘pájaro carpintero’, el hombre se excita por igual, pues posee todo el ‘poder’ en la relación, y tiene a su mujer sometida debajo de él. Para ella, si le gusta el rol, también será de su agrado, pues solo puede abrir la boca para proporcionarle placer a su pareja.