Puerto de la Cruz, Tenerife — Con la brisa moderada del Atlántico y el suave murmullo de la historia colonial, el padre Ángel Andrés Blanco ha comenzado un nuevo capítulo en su vida y ministerio. Desde el pasado 9 de septiembre, el sacerdote, que durante años fue una figura conocida en ciudad Ojeda y Maracaibo, ha asumido la responsabilidad de la Parroquia Nuestra Señora de la Peña, en la encantadora ciudad de Puerto de la Cruz, Tenerife.
El traslado, que marcó su llegada desde Madrid a esta pintoresca isla canaria, ha sido un viaje de casi tres horas que le ha llevado a un entorno tan nuevo como desafiante. A sus 76 años, el padre Ángel se encuentra inmerso en una parroquia que, aunque de tamaño modesto, está impregnada de una rica tradición religiosa. La comunidad parroquial, profundamente arraigada en sus cofradías y hermandades, mantiene vivas tradiciones que se manifiestan en constantes procesiones y actividades religiosas.
El sacerdote comparte la parroquia con una comunidad de otros tres padres: un español de 94 años, un filipino de 45 y un indio de 42, una combinación que refleja la diversidad y el compromiso de servicio que caracteriza a esta iglesia.
En los pocos días desde su llegada, el padre Ángel ha experimentado la intensidad y la calidez de su nueva misión. Desde bautizos y misas hasta procesiones que recorren las calles de la ciudad, ha sido testigo del fervor con que los fieles participan en las actividades religiosas. “La gente es muy sencilla y buena, pero firme en sus tradiciones,” relata el padre Ángel, quien destaca el cariño y la alegría con que ha sido recibido.
La parroquia Nuestra Señora de la Peña, con su estilo “popular” y su rica herencia cultural, ofrece un entorno vibrante pero exigente. El padre Ángel ha comenzado a familiarizarse con las tareas diarias, que incluyen no solo la administración de la parroquia principal, sino también la atención a una parroquia menor, dos capellanías de monjas y la comunidad filipina local. A pesar de la ayuda de sus compañeros más jóvenes, el trabajo es considerable y la carga de trabajo intensa.
Puerto de la Cruz, conocida por su arquitectura colonial y su atractivo turístico, ofrece un clima templado durante todo el año, lo que proporciona un contraste agradable con la vida más ajetreada del sacerdote. La parroquia, con su antigua iglesia y un valioso museo, conserva el sabor de los pueblos tradicionales de España, un entorno que el Padre Ángel aprecia profundamente.
En una breve ceremonia el pasado viernes 13 de septiembre, el padre Ángel recibió oficialmente la toma de posesión de la parroquia en una misa sencilla, celebrada por el Obispo Bernardo. A pesar de los desafíos que le esperan, el sacerdote se muestra esperanzado y agradecido por el apoyo recibido, tanto de la comunidad local como de sus antiguos feligreses en Venezuela y España.
“Le pido al señor fuerza para llevar a cabo la misión que me encomendaron y a vosotros un recuerdo y una oración todo sirve,” dice el padre Ángel, reconociendo la importancia del apoyo espiritual en esta nueva etapa de su vida. Su historia, marcada por décadas de servicio en diferentes países y comunidades, continúa ahora en las Islas Canarias, donde se enfrenta a nuevos retos con la misma dedicación que ha caracterizado su largo ministerio.
El padre Ángel Andrés Blanco, nacido en 1948 en Villasarracino, España, ha recorrido un camino lleno de experiencias significativas, desde Ciudad Ojeda hasta Zaragoza, y ahora, a las soleadas costas de Tenerife. Con cada etapa, ha dejado una marca indeleble en las comunidades que ha servido, y su historia sigue inspirando a quienes lo conocen y aprecian su incansable labor.
Periodista Elianis Mosquera
C.N.P 26.415
Reportaje especial para Somos Noticias Col