En cada rincón de Venezuela, la figura de Simón Bolívar se erige majestuosa en las plazas que llevan su nombre. De acuerdo a las crónicas, la primera ciudad que tuvo una plaza Bolívar en la Costa Oriental del Lago fue Lagunillas de tierra, ello en virtud que recibió la primogénita estatua de El Libertador que llegó a la subregión producto de la contribución de los trabajadores petroleros de la VOC, por el centenario de la muerte de El Libertador.
El 17 de diciembre de 1930, en el campo residencial Las Delicias, se inauguró la primera plazoleta dedicada a Simón Bolívar en la Costa Oriental del Lago. Adornada con la vegetación autóctona, esta pequeña plaza albergaba un busto de mármol de Carrara, obra de un destacado escultor. El Dr. Agustín Aza Gil, un reconocido galeno de la época, lideró el comité encargado de llevar a cabo este emotivo acto.
El busto, colocado sobre un pedestal en el centro de la plaza, se convirtió rápidamente en un símbolo de orgullo para los habitantes de Lagunillas. Sin embargo, el paso del tiempo trajo consigo cambios inesperados. En 1945, un grupo de obreros petroleros, movidos por un profundo respeto hacia el Libertador, decidió trasladar el busto a la vieja Lagunillas de tierra. Con gran determinación, «secuestraron» la estatua y la colocaron frente a su sindicato, donde permaneció durante muchos años.
Tras la demolición de Lagunillas de Tierra en 1987, el busto de Bolívar, que había sido testigo mudo de la historia local, corrió el riesgo de perderse para siempre. Sin embargo, fue trasladado al patio central del Batallón de Infantería de la Armada contraalmirante Renato Bellucci, donde hoy ocupa un lugar de honor, continuando así su legado como símbolo de libertad y patriotismo.
Por: Francisco Kiko Chàvez / Cronista del Municipio Lagunillas