El clítoris ya no vive en la oscuridad, ahora es el gran protagonista de las conversaciones sobre sexo. Todo gracias al succionador de clítoris, un juguete sexual que lo estimula tan bien que lleva a las mujeres a ver las estrellas en cuestión de unos pocos minutos.
En definitiva, que explota al máximo la única función que se le ha atribuido a este órgano hasta ahora: dar placer. Pero, ¿y si no fuera este su único cometido? Según un investigador de la Universidad de Sheffield, en Reino Unido, también tiene un objetivo reproductivo.
Según el trabajo, la excitación de la mujer activa su cerebro para producir una serie de cambios físicos que convierten la vagina en un entorno más adecuado para la fecundación. Una combinación de un aumento del flujo sanguíneo, un aumento de la lubricación, una subida de la temperatura y el nivel de oxígeno de los genitales y —lo más importante— una variación en la posición del cuello del útero que evita que los espermatozoides entren en él demasiado rápido. El tiempo extra que se gana con este cambio de postura permite que las células reproductoras masculinas se activen y ganen movilidad para fertilizar el óvulo, detalla en el estudio, publicado en la revista Clinical Anatomy.
Dos caminos para llegar al mismo punto
Conseguir estos cambios no sería posible sin estimular el clítoris, algo que se puede lograr de muchas maneras. Según la literatura científica que cita el único autor del texto, hay una diferencia cualitativa en la calidad del orgasmo según cómo se llegue a él, y la estimulación de la parte externa del clítoris es la más eficaz para alcanzarlo y dar placer. Pero el investigador –y aquí viene otro asunto que llama la atención de su trabajo– dice que la estimulación interna trae los mismos resultados que la externa.
Con una media de entre 9 y 11 centímetros, el grueso de este órgano (sus raíces, sus bulbos y su tronco) está oculto en el cuerpo de la mujer, y se puede tocar desde el interior de la vagina, provocando excitación y distintas sensaciones internas. En principio, podría parecer que esta forma de estimulación es la mejor, ya que se puede abarcar más superficie, pero esta visión choca con el hecho de que la mayor parte de las 8.000 terminaciones nerviosas del clítoris están en el glande (parte exterior).
Así, mientras que la estimulación interna se consigue únicamente a través de la penetración, la externa, mucho más variada, se alcanza desde la parte más pequeña y visible del órgano, verdadera estrella del placer femenino. Y también es, por cierto, dónde actúa el ya famoso succionador.