Un fuerte terremoto de magnitud 7,8 sacudió el lunes el centro de Turquía y el noroeste de Siria, causando más de 1.000 muertos y miles de heridos al derrumbarse edificios en toda la región, lo que desencadenó la búsqueda de supervivientes entre los escombros.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha anunciado que ya hay 912 muertos solo en terreno turco y añadió que el balance de víctimas aumentará mientras continúan las labores de rescate. La ciudad turca más afectada ha sido Gaziantep.
Las escuelas han suspendido las clases durante una semana en las áreas afectadas, según el vicepresidente turco.
En Gaziantep, centro económico industrial del sur de Anatolia, hubo al menos 80 muertos, y en la vecina Kahramanmaras, donde se derrumbaron 300 edificios, se registran de momento 70, precisó Oktay en rueda de prensa.
También hubo 47 muertos en Malatya, 20 en Osmaniye, 18 en Sanliurfa, 14 en Diyarbakir, 13 en Adiyaman, 10 en Adana, ocho en Kilis y cuatro en Hatay, acorde a los datos del vicepresidente.
En la ciudad de Alejandreta, en la provincia de Hatay, se ha derrumbado parte de un hospital, agregó.
Los aeropuertos de Gaziantep, Kahramanmaras y Hatay se han cerrado de momento, con los dos primeros ya afectados por las nevadas provocadas por una ola de frío que en los últimos días se extiende por el sur de Anatolia.
Las fuertes nevadas en Malatya, una ciudad situada a una altitud de mil metros, dificultan las tareas de rescate y agravan las condiciones de personas atrapadas y de quienes se han puesto a salvo en el exterior.
En la ciudad de Adana, en la costa mediterránea, se ha derrumbado por completo un edificio de 14 pisos, y sucesos similares se registran en Diyarbakir, ciudad situada 250 kilómetros al este del epicentro del temblor.
NAM/Efe