En esa misma dirección sentados en las aceras de las casas residenciales se ubicaban los choferes de los cisternas quienes impacientes veía transcurrir las horas de la mañana y ellos permanecían en este sitio, esperando ser llamados para el cupo de 60 litros de gasolina para un día de trabajo, mientras que un porcentaje de la población de Cabimas esperaba por ellos para poder abastecerse de agua potable, como es el caso de los sectores ubicados en las zonas altas de la ciudad y en aquellas áreas donde nunca ha llegado el preciado líquido.
Los chóferes de los cisternas en medio de su malestar por toda esta situación, que los obliga prácticamente a perder parte de su tiempo esperando un pase para combustible, cuando ellos deberían ser prioridad ante esta pandemia mundial, en la cual el requisito para evitar la propagación de la enfermedad es la presencia de agua en los hogares; para el lavado continuo de las manos y el aseo personal y ¿ si ellos están varados como resuelven los habitantes de la ciudad toda esta situación? es la pregunta que tanto chóferes como vecinos se hacen.
De manera anónima para evitar algún tipo de sanción por parte de las autoridades municipales, manifestaron que ellos quieren trabajar y abastecer a los sectores de Cabimas del agua potable, tan necesaria en medio de esta pandemia, pero tan solo le despachan 60 litros de gasolina que da para un día de trabajo y deben regalar el prime r viaje para el plan de contingencia que tiene la alcaldía.
Manifiestan, que si le van dar el pase para el llenado de combustible debería ser a primera horas de la mañana, para así poder atender el llamado de la comunidad que se encuentra sedienta, pero a veces tan solo lograr abastecerse de agua dos veces al día y la cantidad de camiones cisternas se ha reducido en más de un 50%.
El alto costo de los cauchos, las baterías, los repuestos, comprar combustible a precio de dólar ha influido para que muchos dueños de cisternas tengan paralizadas y arrumadas en sus casas dichas unidades, tan necesarias en un municipio donde el agua por tubería es un problema del día a día, con el cual se deben enfrentar los habitantes de las nueve parroquias.
Igualmente otros choferes sin ningún tipo de temor, pero resguardando su identidad manifestaron que deben vender la pipa de agua a 20 bolívares para respetar el decreto municipal , y si lo pueden hacer dicen, cuando le despachan el tanque completo de gasolina en la estación de la CVP, pero de lo contrario cuando compran el bidón de 20 litros a 30 dólares y hasta más; es imposible que ellos vendan la pipa a ese precio.
“Somos padre de familias que necesitamos trabajar y queremos colaborar, pero las limitaciones impuestas con el combustible no nos permiten ni siquiera llevar una compra para nuestros hogares, las unidades también exigen repuestos y hay que darle mantenimiento porque es nuestra fuente de empleo y eso a veces la gente no lo entienden y nos llaman “hambreadores del pueblo”,señalaron los chóferes de cisternas.
Primer Edición Col