El presidente de Nicaragua es el único mandatario de América Latina que no se ha pronunciado ante el COVID-19. Desde entonces, la voz oficial del país es Rosario Murillo, vicepresidenta y su esposa.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, lleva desaparecido de la escena pública. Hasta el momento lleva más de 20 días sin apariciones públicas.
En medio de la pandemia del coronavirus (COVID-19), que ha afectado a cinco personas en el país, su esposa, la vicepresidente Rosario Murillo, ha tomado la voz oficial.
Fue el 12 de marzo cuando se lo vio por última vez. Daniel Ortega mantuvo una reunión virtual con los presidentes de los países miembros del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), donde abordaron cómo enfrentar la pandemia.
Esa prolongada desaparición, reseña la BBC, ha desatado dudas e incertidumbre en la población, en un momento en el que todos los gobiernos del mundo buscan tomar medidas y afrontar la crisis.
Algunos opositores han dicho, incluso, que Daniel Ortega ha fallecido.“La ausencia, combinada con una política de secretismo, causa que las personas no estén seguras de nada; esto aumenta la ansiedad que la ciudadanía está viviendo ante este evento sin precedentes”, apuntó a la BBC Eduardo Enríquez, jefe de redacción del diario local La Prensa.
“Es en estas situaciones que los países necesitan un liderazgo confiable y aquí ese liderazgo está ausente”, dijo.
Frente a ese escenario, diversos sectores nicaragüenses criticaron este sábado al presidente por no dar la cara, y porque su Gobierno continúa promoviendo eventos públicos y aglomeraciones, en un abierto desafío a las recomendaciones de la OMS.
La exguerrillera Dora María Téllez, que fue ministra de Salud durante el primer Gobierno sandinista (1979-1990), observó que tanto Ortega como su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, así como sus familiares, “están cuarentenados en alguna isla privada”, pero mandan a los ciudadanos a exponerse al COVID-19.
“Ortega incapacitado”
Para la activista de derechos humanos Haydee Castillo, Daniel Ortega está demostrando incapacidad para cumplir sus responsabilidades como presidente en momentos en que la vida del pueblo está de por medio por el COVID-19, que en Nicaragua registra oficialmente cinco casos, con un fallecido, y 12 sospechosos.
“La Constitución de Nicaragua habla de sanciones por acción u omisión”, advirtió a EFE.
A Ortega, de 74 años, un exguerillero que lleva 13 años consecutivos en el poder, no se le ve desde el pasado 12 de marzo, cuando participó, desde su residencia, en una teleconferencia con sus homólogos centroamericanos sobre la pandemia del coronavirus.
Ante la ausencia del mandatario, que no participa en actos públicos desde el 21 de febrero pasado cuando lo hizo en uno con el Ejército, ha sido su esposa la que ha llevado la voz en medio de la emergencia sanitaria.
Daniel Ortega, “acostumbrado a desaparecer”
Pero Murillo, que en junio cumple 69 años, tampoco ha dado la cara en público y sus mensajes los dirige a través de llamadas por teléfono que hace a los medios oficiales.
El gobernante, contrario a otras ocasiones, tampoco se ha solidarizado en público con su aliado, Nicolás Maduro, quien la semana pasada fue acusado por Estados Unidos por los delitos de narcotráfico, lavado de dinero y terrorismo.
Los nicaragüenses han comenzado a especular sobre el estado de salud de Daniel Ortega por la cercanía que su familia tenía con el único fallecido con coronavirus (COVID-19) en el país, un estilista. Sin embargo, el Mandatario también acostumbra a desaparecer durante las crisis.
En abril de 2018, cuando comenzó un estallido social contra su Gobierno por unas controvertidas reformas a la seguridad social, apareció en público hasta el tercer día.
En otra ocasión, en marzo de 2014, Daniel Ortega reapareció tras 10 días de ausencia en actividades públicas en el Aeropuerto de Managua para recibir al recién nombrado cardenal, Leopoldo Brenes.
Con información de La República