Médicos señalan que según el grado de la lesión esta puede ser tratada de distintas formas con tratamientos como la kinesiología o la cirugía en casos mas avanzados
Los meniscos de la rodilla son unos fibrocartílagos situados entre el fémur y la tibia, distribuidos a los costados de cada hueso, cumplen la función de estabilizar la rodilla y distribuir el peso para que la persona no pierda el equilibrio ni la fuerza al caminar.
Este músculo sirve como barra protectora ya que absorbe los golpes y disminuye el desgaste de los cartílagos y los ligamentos. La meniscopatía puede originar dolor intenso y se produce cuando este pequeño tejido se rompe, lo que puede traer como consecuencia limitaciones para caminar de forma normal.
La revista clínica de la Universidad de Navarra refiere que esta lesión es muy frecuente en deportistas, cuando sufren caídas o reciben golpes directos a la rodilla, la manifestación clínica más evidente de que existe este problema es la rigidez de las articulaciones en la zona del problema así como la inflamación en las articulaciones.
Las causas que ocasionen este padecimiento están asociadas a accidentes, como giros o movimientos bruscos, también en muchos otros casos el origen de la afectación suele ser genético y degenerativo lo que conlleva a que la persona tenga que estar constantemente en fisioterapia para mitigar el endurecimiento del musculo.
Cuando el daño es degenerativo la causa principal puede ser el desgaste físico, esto significa que se pierde la capacidad de estiramiento y elongación de la extremidad de manera parcial, en otros casos el problema esta asociado a la aparición de quistes dentro de las extremidades y la estructura ósea de la rodilla.
El diagnostico se hace de forma muy eficaz a través de Rayos X y resonancia magnética, en donde se puede observar donde está el trauma y cómo abordarlo.
El tratamiento a esta patología suele ser a través de la hidroterapia, así como una artroscopia la cual se ejecuta en situaciones leves bajo anestesia.
En los casos mas graves se debe recurrir a un trasplante meniscoide, que se aplica a quienes han perdido parte de este componente, en este proceso se implantan nuevas células de tejido y se fijan según sea la situación del paciente, para que esto sea posible se deben cumplir una serie de verificaciones traumatológicas y de infectología muy rigurosa.
La recuperación pasa por rehabilitación y cuidados físicos durante las primeras semanas, la mayoría de pacientes vuelve a su cotidianidad en un año.
Fuente: versionfinal
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