Los bares de Bangkok, sin poder vender alcohol por las restricciones anticovid, posiblemente hayan encontrado su salvación con la despenalización del kratom, una planta tropical con efectos estimulantes que se utiliza en cócteles sin licor cada vez más populares.
La archifamosa vida nocturna de la capital tailandesa ha estado apagada durante muchos meses, debido sobre todo a la prohibición de servir alcohol, medida que las autoridades sanitarias tomaron para luchar contra la propagación del coronavirus.
Algunos dueños de negocios han ignorado la prohibición y vendían discretamente alcohol en simples tazas de café o latas de refrescos. Otros fueron más creativos, como Teens of Thailand, un popular local antes de la pandemia por sus cócteles a base de ginebra.
Ahora ofrece “mocktails” (cócteles sin alcohol) a base de kratom, una planta de la misma familia que el café que estimula los mismos receptores cerebrales que la morfina, pero con efectos mucho más ligeros.
Las hojas de esta planta, cuyo nombre científico es ‘Mitragyna speciosa’, se consumen desde hace siglos en el sudeste asiático por sus efectos estimulantes y analgésicos.
El proceso, según afirma el dueño de un bar local, no es complicado. “Se extraen los sabores de las hojas de kratom y los mezclamos de diversas maneras, como el néctar de flores de coco, la miel silvestre que tenemos en los bares, algunas de las hierbas que se sirven de la tribu Karen (llamadas) ‘Pga K’nyau’”.
En Tailandia la sustancia era ilegal desde 1943. La legislación antidrogas sigue siendo muy estricta en el país, donde poseer o comercializar unos gramos de metanfetamina es pasible de muchos años de cárcel.
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