La farmacéutica Merck anunció que una investigación en fase 3 determinó que una píldora antiviral reduce en un 50% el riesgo de hospitalización y muerte en pacientes con COVID-19 leve o moderado.
La empresa indicó que buscará «lo más rápido posible» la luz verde de la FDA de EE. UU. para este fármaco, desarrollado con Ridgeback Biotherapeutics y llamado molnupiravir.
El doctor José Luis Accini, expresidente de la AMCI, dice que esta es una “buena noticia” y que Colombia fue el primer país en aportar datos sobre el estudio de la píldora antiviral.
El experto afirma que el medicamento “actúa justo sobre virus que son RNA. Hay diversos tipos de virus RNA, uno es el SARS-Cov-2. Es un medicamento que, tomado por vía oral, surte una serie de modificaciones metabólicas para convertirse en un medicamento que inhibe la repetición viral y que provoca prácticamente la extinción del virus”.
Para la investigación de la píldora antiviral se incluyeron personas con COVID-19 “leve a moderado, pero de alto riesgo, entre ellos los pacientes no vacunados y con comorbilidad”, señaló Accini.
La población que participó en el estudio fue seleccionada de lugares “donde no todo el mundo quiere vacunarse. Entonces, encontrar los pacientes fue un desafío importante, pero Colombia con un 35% de cobertura en vacunación, con un 16% de primera dosis, permitió acceder a un número de pacientes indicándonos que la población colombiana no del todo está vacunada y siguen existiendo pacientes no vacunados con altas comorbilidades, obviamente exponiéndose y ese es el blanco de esta intervención”, agregó.
La píldora antiviral también busca combatir variantes como la delta y la mu, y los pacientes con coronavirus leve o moderado la tomarían durante cinco días, según el médico Accini.
La píldora antiviral «no es una cura milagrosa» contra el COVID-19
Debido a que el virus continúa circulando y la mayoría de las soluciones disponibles requieren una visita a un centro de salud, «los tratamientos antivirales que se pueden tomar en casa para mantener a las personas infectadas con COVID-19 fuera del hospital son absolutamente necesarios», explicó Wendy Holman, ejecutiva de Ridgeback Biotherapeutics.
El problema con los antivirales como el molnupiravir es que deben tomarse antes de que los pacientes sean considerados «lo suficientemente enfermos como para necesitar algo más que tratamiento para los síntomas», dijo Peter English, expresidente del Comité de Medicina de Salud Pública de la Asociación Médica Británica.
Los antivirales contra la gripe o el herpes labial, por ejemplo, solo son efectivos si se ingieren muy temprano, recuerda el Science Media Center.
«No sustituyen a la vacuna. No es una cura milagrosa, sino una herramienta complementaria«, tuiteó Peter Hotez, profesor del Baylor College de Houston, quien también está preocupado por la posible aparición de cierta resistencia al fármaco si se usa ampliamente.
En cualquier caso, Merck ya ha comenzado la producción a gran escala de molnupiravir y planea fabricar las dosis necesarias para 10 millones de tratamientos antes de fin de año.
Estados Unidos adquirió 1,7 millones de tratamientos de molnupiravir en caso de que sea aprobado, con la opción de comprar más, según Jeff Zients, coordinador de la lucha contra la pandemia en la Casa Blanca.
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