Leo en el diario romano Repubblica, en su edición del día 4, una nota sobre el anunciado divorcio de una pareja archí conocida en el mundo entero. Se trata del Bill Gates y su esposa Melinda Ann French. Interpreto que este anuncio conlleva dos grandes atributos, la primera de conceptualizar en forma precisa y no especulativa la decisión de una pareja de poner fin a una relación matrimonial de 27 años, la cual no obstante la situación de ser parte de los que los periodistas mundanos llaman el Jet Set internacional, se han mantenido con la discreción necesarias a la vida de familia.
Han sido 27 años de grandes logros en el plano científico y comercial, periodo en el cual además de procrear tres hijos, han acumulado una de las fortunas terrenales más grandes históricamente conocidas y por qué no decirlo, más exitosas. Pues si señores, esta pareja ha acumulado más de 130 mil millones de dólares. Solo para tener una idea de la magnitud veamos esta cifra: El Producto Interno Bruto (PIB) venezolano descendió a niveles de entre US$18.000 y US$19.000 millones de dólares en 2020.
Sin duda alguna esta fortuna es impresionante. Pero no obstante, como es lógico que sea, estos empresarios y filántropos tienen muchos detractores, me refiero a la polémica generada inmediatamente después del inicio de la pandemia, donde algunas personas, probablemente sin pruebas, acusaron a Gates y a Georges Soros de haber financiado esta desgracia universal llamada Covid 19.
Yo particularmente que amo ver las partes más positivas de esta muy atribulada sociedad universal, observo que tienen una fundación, sin fines de lucro, con 49 mil millones de dólares de capital para ayudar en proyectos que creen bienestar en términos generales y que ayuden a paliar necesidades de manera individual. Y como segundo aspecto de gran interés por el mensaje que proyecta es que han decidido y así lo han declarado públicamente, que solo dejaran como herencia a sus tres hijos 10 millones de dólares a cada uno. Dicho en otras palabras “hijos trabajen fuerte para conseguir mucho más”. Veamos brevemente algunas de las inversiones del matrimonio Gates a través de su holding llamado Cascade Investment, conglomerado desde el cual controlan su patrimonio. Cascade Investment tiene participaciones significativas en docenas de empresas públicas y privadas. Por ejemplo, posee el 47% de la empresa privada Four Seasons Hotels and Resorts y del Ritz Carlton San Francisco además de poseer 90.000 hectáreas aptas para el cultivo en los Estados Unidos de América. Entre sus inversiones públicas, Cascade Investment posee el 25% de Ecolab, el 14% de Canadian National Railway, el 4% de Berkshire Hathaway, el 10% de la fábrica de tractores John Deere & Company, el 14% de AutoNation el concesionario de automóviles más grade de los Estados Unidos y el 34% de Republic Services. Este conglomerado Republic Services Inc. es el segundo proveedor más grande de servicios de recolección, transferencia, eliminación, reciclaje y energía no peligrosos en los Estados Unidos. Además podemos observar que la riqueza de la cartera Gates también consiste en su diversidad.
Pero no todo es dicha en el matrimonio formado por Bill y Melinda. Muy probablemente están preocupados por una sentencia de un tribunal de alzada del sistema judicial de la República del Perú, por la cual acusan a tres personajes del mundo contemporáneo de delitos de Lesa Humanidad y uno de ellos es Mr. Billy. He aquí una novísima jurisprudencia de la Corte Superior Penal de la región de Pisco:
«Ningún Gobierno mundial, personas naturales y jurídicas, ni la defensa del imputado puede sostener que esta pandemia tiene la calidad de ‘previsible’, salvo los creadores del nuevo orden mundial como Bill Gates, Soros, Rockefeller, etc.», aseveró la resolución, difundida en el portal LP Derecho. Al asegurar que el coronavirus fue «creado por las élites criminales que dominan el mundo», la Sala Superior Penal de Apelaciones de Chincha y Pisco se hizo eco de una de las tantas teorías conspirativas que brotaron el año pasado a raíz de la pandemia. Esperemos que estos criterios de los señores magistrados de Pisco no sean los mismos del pueblo peruano para elegir al próximo presidente de esa querida republica andina.
Y ahora para terminar esta nota les propongo amigos lectores imaginar por un momento otra pareja igualmente multi millonaria, la del matrimonio Maduro Flores, con la diferencia que Bill y Melinda construyeron esa fortuna con esfuerzo y mucha creatividad, mientras la parejita de Miraflores la formaron a fuerza del robo, de narco trafico y crimines de Lesa Humanidad, teniendo como victimas al pueblo de Venezuela quien hoy tiene el triste primado de ser la nación más paupérrima del globo terráqueo.
Nicolás y Cilia seguramente habrán tenido un ataque de risa después de leer la noticia que hace referencia a la herencia que dejaran a sus hijos: el 0.001 % de su vasta fortuna. Mientras el dúo dinámico de Miraflores dirán entre whisky y whisky y gozándose un viejo film de Steven Seagal: “” esos Billy y Melinda Gates son unos estúpidos y malos padres, no les están dando nada a sus muchachos, no son como nosotros querida Cilita, que hasta una calle privada con siete mansiones les estamos dejando””. Ah me olvidaba, los abogados de las partes tendrán derecho a cobrar por honorarios entre un 7 y 9 % del total de las sumas a repartir. Que vivan los divorcios dirán los abogados.
Raúl Ochoa Cuenca. En Anfi del Mar, el 6 de mayo del 2021.
Fuentes: Repubblica.it, ABC.es. Forbes.es del 5 de mayo. nationalgeographic.com. Archivo personal del autor.