En la tarde, el cielo se tiñe de magia, para darle paso el atardecer marabino que no solo pinta el horizonte, lo abraza con una pasión que solo se vive en esta tierra amada.
En horas de la tarde, el cielo se tiñe de magia para darle paso al atardecer marabino, que no solo pinta el horizonte, sino que lo abraza con una pasión que solo se vive en esta tierra amada. Es un espectáculo de colores vibrantes que se reflejan en el agua.

El día cede y llega la calma, un momento donde se impone el silencio del Lago de Maracaibo, justo antes de que la noche tome el mando.
El sol se rinde a el, sus testigos silenciosos son los pescadores con los botes pequeños y tenaces, se convierten en siluetas humildes que se deslizan sobre las aguas, dejando una estela de calma en medio del vibrante ocaso.
Este es el momento donde el alma se detiene, invitando a sus testigos a respirar la paz profunda que solo trae el atardecer sobre estas aguas de Maracaibo.
Foto: WILL MARVAL/Noticia al día

