La llegada de diciembre no solo trae hallacas, pan de jamón y dulces tradicionales. En la mesa navideña venezolana las bebidas tienen un papel protagónico, y pese a la situación económica, siguen marcando la celebración familiar, aunque con cambios en hábitos y estrategias de compra.
Venezuela continúa figurando, según registros de la Organización Mundial de la Salud, entre los países de mayor consumo de alcohol en la región. En diciembre el incremento es evidente, asociado al ambiente festivo, las reuniones y la tradición del brindis por el nacimiento del Niño Jesús.
Los “infaltables” que definen la Navidad
El consumo decembrino se divide en tres grandes segmentos. El primero incluye los productos que rara vez se negocian en la lista de compras: Ponche Crema y ron añejo.
El primero, estacional por excelencia, experimenta su mayor aumento de precios durante estas semanas, con costos que rondan entre 15 y 30 dólares, dependiendo del punto de venta.
El ron, por su parte, mantiene una cotización más estable durante el año. Sin embargo, muchos consumidores optan por versiones más económicas o presentaciones pequeñas para no comprometer el presupuesto. Entre las marcas más buscadas destacan Cacique, Cinco Estrellas, Santa Teresa, Carúpano y Carta Roja, con precios que van desde 5 hasta 15 dólares.
Cervezas, sangrías y espumantes: el consumo social
La segunda categoría agrupa bebidas de mayor consumo cotidiano y festivo, como la cerveza, que se mantiene como la acompañante habitual de reuniones familiares. Marcas como Zulia o Polar suelen adquirirse por cajas, que en estas fechas se consiguen entre 15 y 20 dólares.
Los espumantes y cavas, tradicionales para el brindis de medianoche, han cedido terreno frente a soluciones más accesibles, como cócteles caseros, mojitos, cuba libre o mezclas preparadas en casa. Una botella de champaña puede costar entre 20 y 140 dólares, dependiendo del fabricante.
Las sangrías, entre ellas Caroreña, Caraqueña o la más reciente Mal Portada, también son recurrentes y se integran a la mesa navideña como opción de celebración, con precios entre 4 y 12 dólares.
Tradición que resiste con creatividad
Aunque la dolarización no ha eliminado las costumbres que caracterizan la Navidad venezolana, sí ha obligado al consumidor a emplear nuevas estrategias para mantener el sabor sin afectar el presupuesto. Muchos hogares han vuelto a preparar sus propias mezclas y ponches, haciendo de la cocina un aliado para sostener la tradición.
Así, la Navidad en Venezuela sigue celebrándose con alegría, brindis y sabores inconfundibles, pero cada vez con más ingenio para que las copas se sigan alzando sin descuidar el bolsillo.
NAM/2001
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