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jueves, 06 de noviembre del 2025
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MUNICIPIO MARACAIBO | Cada 24 horas sube el precio de la comida y el pasaje en Maracaibo: O comemos o nos transportamos

En Maracaibo, al igual que en gran parte de Venezuela, la realidad económica reduce el salario a una lucha diaria por la supervivencia. La hiperinflación ha pulverizado el poder adquisitivo, obligando a los ciudadanos a destinar la mayor parte de sus ingresos —incluso los percibidos en divisas— a cubrir los costos esenciales de alimentación y transporte. Los gastos fijos superan con creces los ingresos mensuales, dejando poco o nada para el ahorro o el ocio.

Comprar en Venezuela se ha convertido en un ejercicio de cálculo que transforma a los consumidores en «economistas» por necesidad, obligándolos a cargar calculadoras, ya que cada 24 horas suben de dos a tres precios, según la moneda.

Lo mismo ocurre con el transporte público, donde la pregunta diaria obligada es: “¿A cómo está el pasaje hoy?”, es decir, a cómo se le antoja colocarlo a los choferes de por puesto, quienes han realizado aumentos unilaterales de tarifa, generando quejas de los usuarios por la falta de autorización oficial.

Los consumidores se enfrentan a una odisea cada vez que salen a comprar, porque el precio de los productos varía según el tipo de cambio del día, y en algunos establecimientos, pagar directamente en divisas puede resultar menos conveniente.

Consumidores, «economistas» por necesidad

La adquisición de productos en Venezuela se ha transformado en un constante y estresante ejercicio de cálculo. La volatilidad del mercado obliga a los consumidores a convertirse en «economistas» en potencia, pues los precios de los bienes básicos pueden variar entre dos y tres veces en apenas 24 horas, dependiendo de la tasa cambiaria.

Esta dinámica convierte la simple acción de comprar en una odisea: el precio final de los productos fluctúa con el tipo de cambio diario, e incluso pagar directamente en divisas no siempre resulta ser la opción más conveniente en todos los establecimientos.

Pedro Quintana, director y socio fundador de Atenas Grupo Consultor, explicó que los ciudadanos destinan el 32 % de sus ingresos a la compra de alimentos. Datos aportados por el Grupo Consultor indican que el 52 % de los ingresos de los venezolanos se distribuyen de forma cotidiana entre la compra de alimentos y el pago de traslados, tanto en transporte público como privado.

Quintana explicó que, en cuanto a los gastos de transporte, influyen las dificultades para adquirir combustible, además de su costo, por lo que los mecanismos de desplazamiento hacia entornos laborales, académicos o diligencias personales son temas prioritarios en los hogares.

El rubro número uno, según los consultados, es el transporte, al que destinan el 20 % del presupuesto mensual, incluyendo tanto transporte público como privado.

En cuanto a los gastos de alimentación, Quintana refirió que la compra de proteínas (carne, huevo, pollo, pescado) abarca un 14 % del presupuesto, mientras que otros rubros representan el 18 %, destinando para ello el 32 % de los ingresos.

En la lista de gastos que se priorizan en los hogares, el representante de Atenas Grupo Consultor indicó que los venezolanos destinan el 8 % de sus ingresos a educación, un 9 % para mantenimiento, el 4 % para el pago de servicios básicos y un 6 % para el cuidado personal.

También destacó que las más recientes mediciones indican que los venezolanos destinan el 7 % de sus ingresos a telecomunicaciones, recursos “destinados a cubrir este nuevo método de entretenimiento, pues los hogares requieren mantenerse comunicados con empresas de trabajo, con la información noticiosa o el consumo de contenido mediante diferentes plataformas digitales”, dijo en entrevista para Unión Radio.

Precios de comida y transporte pa’ arriba

Los gastos fijos, como la alimentación y el transporte, son tan altos que a menudo superan los ingresos mensuales, dejando muy poco o nada para otros gastos esenciales, ahorro o entretenimiento. El pasaje en por puesto pasó de Bs. 60 a Bs. 100 en rutas cortas y medianas, y en rutas más largas cobran hasta Bs. 120 y Bs. 150 en Maracaibo, tarifas que colocan “por su cuenta” los choferes, y la alcaldía está al tanto de esa decisión.

La comida anda por las nubes. Por ejemplo, un kilo de queso está entre 7 y 8 dólares, y el de carne entre 10 y 14 dólares, según el corte y la calidad. El kilo de plátano roza los Bs. 350, y las verduras más económicas superan los 2 dólares por kilo. Un pollo llega a costar entre 9 y 11 dólares.

Los ingresos percibidos, incluso los que están en dólares, no tienen el mismo poder adquisitivo que antes, y la gente se ve obligada a destinar gran parte de su dinero a cubrir los costos básicos de alimentación.

El costo de la canasta básica alimentaria familiar en abril de 2025 fue de 503,73 dólares, lo que equivalía a 45.335 bolívares. El salario mínimo en 2025 se ubicó en 3 dólares, lo que equivale a 130 bolívares. “Todo se va en comida y en pasaje”, suelen decir los maracuchos en los sitios de compra.

Noticia al Día/ Fotos: Cortesía

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