El Urbanismo Fabricio Ojeda se convirtió este sábado en el epicentro de un simulacro de Protección Civil, en cumplimiento de la instrucción del presidente Nicolás Maduro Moros de “activar los planes de contingencia” para reforzar la preparación comunitaria ante amenazas naturales u otros eventos de riesgo.
En los últimos días, la Costa Oriental del Lago de Maracaibo ha experimentado lo que especialistas califican como un “enjambre sísmico”, una serie de movimientos telúricos que han encendido las alarmas en el occidente del país. Ante este escenario, el gobernador del Zulia, ingeniero Luis Caldera, coordinó acciones para realizar simulacros en diferentes localidades del estado.
El ejercicio central se desarrolló en la Escuela Turiaca, ubicada dentro del urbanismo. A las 9:00 de la mañana, el silbato de emergencia marcó el inicio del protocolo. En cuestión de segundos, personal docente, obrero y administrativo guió a los niños y niñas hacia las zonas de seguridad previamente establecidas por Protección Civil y el Cuerpo de Bomberos.
Los estudiantes, con seriedad y disciplina, salieron de las aulas en filas organizadas, cubriendo sus cabezas y siguiendo de forma estricta las indicaciones de los funcionarios de seguridad. Esta evacuación ordenada mostró la efectividad de los planes de prevención aplicados en el plantel.
El simulacro también puso de relieve los roles definidos del personal educativo. Los maestros asumieron funciones de líderes de evacuación, brigadistas de primeros auxilios y controladores de pánico, evidenciando que la formación impartida por Protección Civil ha calado en el sector escolar.
“Es vital que la escuela, como núcleo social, esté preparada. Los niños son multiplicadores de esta cultura de prevención en sus hogares”, expresó un vocero de Protección Civil que supervisaba la actividad.
La jornada trascendió el ámbito escolar. Los habitantes del Urbanismo Fabricio Ojeda participaron de forma activa en el simulacro, poniendo a prueba sus planes de emergencia familiar y respaldando el llamado presidencial a fortalecer la cultura de prevención ante cualquier eventualidad. La actividad se convirtió en una demostración de que, frente a la amenaza latente de la naturaleza, la organización y la preparación comunitaria son las respuestas más efectivas.