Una reciente subvariante del coronavirus, denominada NB.1.8.1, está siendo objeto de observación por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), luego de que su presencia fuera confirmada en distintas regiones del mundo, incluyendo Asia, Europa y América del Norte.
El linaje, originado a partir de la cepa XDV.1.5.1, fue identificado por primera vez a finales de enero en territorio chino. Desde entonces, su circulación ha sido documentada en al menos 73 países, aunque sin representar un incremento significativo en la gravedad de los cuadros clínicos asociados al virus.
Según las autoridades sanitarias internacionales, esta subvariante muestra cambios genéticos que podrían favorecer su propagación, pero los datos actuales no sugieren un aumento en la severidad de la enfermedad ni en las tasas de mortalidad.
El Centro Global de Análisis de Datos de la OMS reporta que, hasta mediados de mayo, esta variante representa poco más del 10 % de los contagios analizados a nivel mundial, con unos 518 casos verificados en laboratorio.
En relación con su sintomatología, los especialistas indican que los cuadros siguen siendo leves en la mayoría de los pacientes. Los signos predominantes incluyen fiebre, malestar general, fatiga, y molestias en la garganta.
Las autoridades reiteran que las herramientas disponibles para mitigar el impacto del virus, como la vacunación y la vigilancia sanitaria, continúan siendo efectivas frente a esta nueva variante.
No obstante, la OMS llama a no bajar la guardia. Insiste en la importancia de mantener prácticas higiénicas, como el lavado frecuente de manos, el uso de tapabocas en ambientes cerrados o con poca ventilación, y la reducción del contacto físico con personas enfermas.
NAM/Agencias
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