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jueves, 24 de abril del 2025
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Musk asegura que Marte sería parte de los Estados Unidos

Elon Musk, una figura destacada en el mundo empresarial y tecnológico, ha generado un amplio debate y reflexión con sus comentarios recientes sobre su futuro, la exploración espacial y la posible influencia de Estados Unidos en Marte. 

El magnate aseguró que “EE. UU. tendrá en un futuro el control del planeta Marte”. Estas palabras fueron pronunciadas durante un mitin político en Wisconsin, donde Musk ofreció un discurso que dejó a todos sorprendidos. 

Esta declaración simbólica refleja una visión en la que el futuro de la expansión espacial y el destino de Estados Unidos están profundamente entrelazados. 

Musk también abordó las preocupaciones sobre la situación actual del país: “Estoy trabajando con otros para asegurarme de que ese barco no se hunda”, dijo, respondiendo a las críticas y los llamados de algunos inversores que le instan a alejarse de Tesla. 

Actualmente, SpaceX está probando el megacohete Starship, con el que se busca llevar a la humanidad a conquistar el espacio como nunca antes. 

“Starship saldrá para Marte a finales del próximo año, con Optimus (robot) a bordo. Si los aterrizajes salen bien, los aterrizajes con humanos podrían comenzar en 2029, aunque 2031 es la fecha más probable”, dijo Musk en su cuenta de X. 

El tratado internacional que podría frenar la idea de Musk 

Los comentarios de Musk sobre una posible “conquista” estadounidense de Marte han planteado interrogantes sobre el marco jurídico internacional que regula la exploración espacial. 

El Tratado del Espacio Exterior de 1967, un acuerdo fundamental en este ámbito, establece principios clave sobre la soberanía y la propiedad de los cuerpos celestes.  

Firmado por 115 países, el tratado establece explícitamente que “el espacio ultraterrestre, incluida la Luna y otros cuerpos celestes, no está sujeto a apropiación nacional por reivindicación de soberanía, mediante uso u ocupación, ni por ningún otro medio”. 

Su objetivo principal es evitar la militarización del espacio y garantizar que este se utilice en beneficio de toda la humanidad. 

Sin embargo, el tratado se enfoca principalmente en las naciones y no aborda de manera explícita el papel de las empresas privadas en la exploración espacial.  

En la década de 1960, cuando se redactó el tratado, la idea de que una empresa privada liderara la colonización de otro planeta se consideraba descabellada. 

Qué significa el planeta rojo para Musk 

Musk cree que Marte representa la respuesta de la humanidad ante las amenazas existenciales inevitables, como asteroides errantes, guerras nucleares o desastres naturales catastróficos. 

“Creo que al menos queremos construir una ciudad en Marte y convertirnos en una civilización multiplanetaria, lo cual, en mi opinión, sería crucial para garantizar la supervivencia a largo plazo de la civilización”, declaró Musk al presentador de podcast Joe Rogan a finales de febrero pasado. 

La administración Trump y SpaceX no respondieron a las reiteradas solicitudes de comentarios. 

La NASA, que ha invertido más de 15,000 millones de dólares en SpaceX, mantiene su firme compromiso con la exploración lunar, insistiendo en que la opción planteada por Musk no es binaria. 

“El enfoque actual de la NASA para la exploración de la Luna a Marte contempla el uso de misiones en la Luna y sus alrededores, dentro del marco de la campaña Artemis, para preparar futuras misiones tripuladas a Marte”, declaró un portavoz de la NASA a Newsweek. 

“Esperamos con interés conocer más sobre los planes de la administración Trump para nuestra agencia y la expansión de la exploración en beneficio de todos, incluyendo el envío de astronautas estadounidenses en la primera misión tripulada al planeta rojo”. 

Los intereses del magnate

Musk, el hombre más rico del mundo, quien supervisa el Departamento de Eficiencia Gubernamental dedicado a reducir costos, dijo a Rogan que SpaceX tiene como objetivo lanzar una nave espacial no tripulada a Marte a fines de 2026, coincidiendo con la próxima sincronización orbital del planeta con la Tierra. 

“Bueno, primero intentaremos aterrizar en Marte y ver si lo logramos”.  

Musk, continuó diciendo que: “¿Lo lograremos? Supongamos que logramos enviar cinco naves. ¿Aterrizan las cinco intactas o añadimos algunos cráteres a Marte? Si añadimos algunos cráteres, tendremos que ser más cautelosos al enviar personas. Necesitamos asegurarnos de que la nave aterrice sin problemas”. 

Si esas misiones no tripuladas tienen éxito, Musk quiere enviar astronautas a Marte durante la próxima ventana de lanzamiento, 26 meses después, en algún momento de diciembre de 2028 o enero de 2029. 

“La tasa de vuelo crecerá exponencialmente a partir de ahí, con el objetivo de construir una ciudad autosuficiente en unos 20 años”, escribió Musk en X en septiembre del 2024. 

“Ser multiplanetario aumentará enormemente la probabilidad de longevidad de la consciencia, ya que ya no tendremos todos nuestros ‘óvulos’, literal y metabólicamente, en un solo planeta”. 

Lo que dice un experto sobre la idea de Musk

Para muchos, el cronograma de Musk parece excesivo y potencialmente problemático, según expertos y exastronautas. 

Derrick Pitts, astrónomo jefe del Instituto Franklin de Filadelfia, afirmó que existe una “larga lista de desafíos prácticos” que deben superarse antes de que se logre una misión exitosa a Marte. 

Esto incluiría avances en trajes espaciales para proteger a los astronautas de la intensa radiación y avances en tecnología de propulsión, entre otros aspectos. 

“Si nos fijamos en los aspectos prácticos, llevará bastante tiempo lograrlo”, declaró Pitts a Newsweek. 

Los obstáculos para llegar a Marte 

Uno de los principales obstáculos para una misión exitosa a Marte es resolver el problema de la radiación.  

Marte carece de un campo magnético que rechace las peligrosas partículas electromagnéticas emitidas por el Sol en todo el sistema solar.  

Los astronautas en una misión de varios años a Marte estarían expuestos a niveles de radiación potencialmente letales, según Pitts. 

La enorme distancia a Marte, que orbita a una distancia promedio de 225 millones de kilómetros de la Tierra, también representa un desafío formidable.  

Un viaje de ida a Marte con la tecnología de propulsión actual toma aproximadamente nueve meses, y se espera que una misión de ida y vuelta dure al menos tres años o más, afirmó Pitts. 

No está claro cómo responderían los astronautas a pasar tanto tiempo en el espacio, y cualquier tripulación necesitaría abordar de inmediato cuestiones críticas de sostenibilidad una vez en Marte, agregó Pitts

qpasa

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