“Tanto nadar para morir en la orilla”. Esa es la frase más indicada para definir ‘Joker: Folie à Deux’, la accidentada secuela de la exitosa cinta de Todd Philipps Joker (2019). Uno esperaría más acción y emoción en esta segunda parte, tomando en cuenta el caos divino en el que dejamos a Arthur Fleck (de nuevo interpretado por Joaquin Phoenix), quien finalmente dejó que su implacable alter ego tomara el volante en el desenlace de la trama.
El problema con esta “locura para dos”, en primer lugar, es que realmente no pasa nada, es una estafa para el espectador.
Si bien la primera se sintió como una antesala para lo que debió venir: caos, destrucción y venganza de parte del protagonista, sus secuaces, e igualmente, su nuevo y emocionante interés romántico (Harleen Lee Quinzel/Harley Quinn), interpretada por Lady Gaga, esta se queda corta en todo. Y es que la mera presencia de la carismática villana no es muy relevante para esta nueva película.
Que pase algo
Durante toda la película y sus 138 minutos de duración, uno espera que empiece el verdadero espectáculo: ver Ciudad Gótica arder. O al menos, al protagonista tomar las riendas del asunto.
Y aunque Arthur Fleck/Joker no es una persona de bien como tal, al ser el personaje principal es muy difícil como espectador no apoyar su causa
Además, como se recordará, ha llevado palos toda su vida en todos los aspectos, por lo que no hubiese estado mal ver un giro interesante al estilo de un antihéroe. Pero no.
Si bien no es necesario un final feliz o más bien, no es propiamente la tarea de un realizador complacer a los fans, el filme no muestra matices, sino una secuencia de dolor y sufrimiento, sin fin ni picos de energía
Nos vio cara de payasos
Como cuando dejamos salir a un amigo/a mal vestido/a de casa, algo así le paso a Todd Phillips con este nuevo enfoque, y tal parece que nadie sensato estaba cerca de él para decirle que por ahí no era.
Sin embargo, aunque parece que nos vio la cara de tontos a todos, en su defensa hay que decir que quizá las expectativas sobre su trabajo, tras semejante primer peliculón, lo desgastaron a tal punto que la cosa no se dio tan naturalmente como la primera vez. O simplemente Joker no necesitaba una segunda parte.
Con relación a la “historia de amor” entre la Harley de Gaga y el Joker, hay que admitir que esta se pierde y termina edulcorada aún más con un montón de números musicales, que si bien son muy bonitos y maravillosamente ejecutados, no aportan mucho más que cursilería a la historia.
Pareciera que Phillips quiso forzar el lugar de Lady Gaga en la franquicia, llevándola a hacer lo que mejor sabe: cantar, porque es prácticamente lo único de lo que se ocupa su personaje en el film.
NAM/Agencias
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