El menor viajaba como pasajero en una motocicleta cuando fue detenido en un control policial. La ruta que tomaba era la única vía de acceso a su hogar, pues las demás entradas al barrio estaban bloqueadas por vecinos que exigían que el gobierno mostrara las actas de votación y reconociera la victoria del candidato opositor, Edmundo González Urrutia
El lunes 29 de julio, un día después de que Nicolás Maduro fuera proclamado vencedor en las controvertidas elecciones presidenciales de Venezuela, José, un joven de 17 años, fue detenido. La oposición denunció fraude, y las calles se llenaron de protestas exigiendo transparencia en el proceso electoral.
José viajaba como pasajero en una motocicleta cuando fue detenido en un control policial. La ruta que tomaba era la única vía de acceso a su hogar, pues las demás entradas al barrio estaban bloqueadas por vecinos que exigían que el gobierno mostrara las actas de votación y reconociera la victoria del candidato opositor, Edmundo González Urrutia, reseña BBC Mundo.
Carmela, la madre de José, relata cómo los policías solicitaron los documentos al conductor de la motocicleta, un amigo de su hijo. Al no tener los papeles en regla, ambos fueron detenidos. Aunque el conductor fue liberado al día siguiente, José no corrió la misma suerte.
La preocupación de Carmela aumentó al enterarse de que su hijo había sido trasladado a una comandancia militar, en lugar de a una comisaría policial. José es uno de los 114 menores de edad que, según la ONG Foro Penal, figuran entre los 1.780 detenidos después de las elecciones. Maduro, por su parte, ha afirmado que los arrestos ascienden a 2.300.
El jueves 29 de agosto, al cumplirse un mes de la detención de José, Foro Penal informó que 16 adolescentes habían sido excarcelados tras una audiencia judicial. Sin embargo, José sigue detenido.
Carmela, bajo condición de anonimato, accedió a hablar sobre la detención de su hijo. Solicita que no se revele la ubicación de la captura ni el centro de detención donde se encuentra José. “Ya mi hijo está en la cárcel. No queremos nada peor que eso”, expresó en una llamada telefónica.
José enfrenta cargos de instigación al odio, delito penado con ocho a 10 años de cárcel, y terrorismo, castigado con 25 a 30 años de prisión. La prensa venezolana ha reportado que un grupo de menores de edad fue trasladado a Tocuyito, una cárcel para presos comunes ubicada en el estado Carabobo, a 178 kilómetros al oeste de Caracas.
María Corina Machado, líder del movimiento opositor que exige la publicación de las actas de votación junto con Edmundo González, hizo un llamamiento desesperado: “Desde aquí, como madre, quiero pedirle a los presos de esas cárceles que nos cuiden a nuestros niños”.
Las detenciones de menores de edad han sido denunciadas por organismos internacionales, como la Misión de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Venezuela. Entre los capturados también hay activistas, periodistas, dirigentes políticos y ciudadanos comunes.
Carmela, quien hizo campaña y votó por Maduro, ahora vive con la angustia de ver a su hijo tras las rejas. Su testimonio refleja no solo el dolor de un mes de detención, sino también la profunda desilusión de haber apoyado a un gobierno que ahora tiene a su hijo encarcelado.
La búsqueda de José
Mi hijo no estaba en las protestas porque nosotros somos chavistas“, comienza Carmela, recordando con tristeza cómo participó activamente en las marchas de Maduro y su cierre de campaña. “Trabajé para él y voté por él. Y ahora, mira las consecuencias”.
José fue detenido por policías vestidos de negro en medio del caos postelectoral. Carmela no pudo buscarlo de inmediato debido a las bombas lacrimógenas y las violentas manifestaciones que seguían a las elecciones. En un principio, se tranquilizó al saber que soltarían a los detenidos, pero cuando liberaron al amigo de su hijo y no a él, la preocupación la invadió.
Desesperada, se dirigió a la comandancia a las 10:00 de la noche con la esperanza de encontrar a José. Pero el oficial al que se dirigió negó que su hijo estuviera allí, respondiendo con frialdad y amenazas. “Si te gusta bien y si no, te meto para allá adentro a ti también”, le dijo.
Carmela, acompañada por su hermana y prima, continuó la búsqueda hasta las 3:30 de la mañana del martes, cuando finalmente descubrieron dónde estaba detenido José. Sin embargo, la esperanza de su liberación se desvaneció, y hoy, un mes después, sigue encarcelado, enfrentando graves acusaciones.
La lucha de Carmela por la libertad de su hijo es un reflejo del sufrimiento de muchas familias venezolanas en un país sumido en la incertidumbre y la represión.
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