La libertad es esencial para el ser humano. Es un concepto si se quiere abstracto de difícil definición. En principio, está vinculada a la facultad que posee todo ser vivo para llevar a cabo una acción de acuerdo a su propia voluntad. A partir del siglo XVIII, la libertad comenzó a unirse a otras facultades o virtudes, como la justicia y la igualdad. Este cambio social fue acompañado por el desarrollo de nuevas formas de organización de la sociedad y el surgimiento de regímenes políticos hasta entonces inéditos.
Un ser libre no está atado a la voluntad de otros de forma coercitiva. La libertad garantiza el respeto por la voluntad individual e implica que cada uno debe hacerse responsable de sus actos. Se conoce como libertinaje a la libertad absoluta, lo cual lleva inevitablemente al descontrol social. De manera, que la libertad está limitada por la ley.
Así tenemos, que haciendo uso de la libertad uno puede constituir un negocio y obtener a través de esa libertad comercial, unos recursos en beneficio propio; pero esa libertad, tiene restricciones en el sentido que la ley prohíbe vender productos que no cumplan una serie de requisitos y que obliga a pagar impuestos.
Esta imposición, sin lugar a dudas, excede la voluntad del ser humano; sin embargo, dada la forma en que los humanos han organizado su vida, lo anterior no atenta contra su libertad. Lo anterior deja en evidencia una cuestión muy precisa: No existe la libertad absoluta. No hay palabra que se abuse tanto como de la palabra libertad y casi no hay crimen, ni atentado contra el orden público, ni pasión violenta y desordenada que no se quiera encubrir con este santo nombre.
Puede uno si, abusar de su libertad interna y llamar con este nombre, todo deseo que nazca en él, toda pasión o movimiento del ánimo por innoble o material que sea; pero su impunidad durara mientras su voluntad no produzca efectos externos, porque desde este momento la sociedad mediante la ley le ponen freno a esa licencia de libertad interna y lo reprime para que no viole los deberes morales, aunque sea respecto de sí mismo.
De allí que a nadie le es permitido, por ejemplo, incendiar su casa, o disponer de su vida; mucho menos, que busque para estas acciones el apoyo de la sociedad con el nombre de la libertad, legítima en su origen pero causa por cualquiera circunstancia daño en los asociados; porque la sociedad que obrara así procedería del modo más absurdo, sacrificando a los medios, los fines de la asociación; y sería semejante al salvaje que derriba el árbol para coger el fruto.
La ley, el derecho, la justicia, son nociones que tienen íntima conexión. Es justa toda acción que no es un obstáculo al concierto de la igualdad necesaria con la libertad individual. El derecho es el conjunto de las condiciones de este concierto y la ley, es el derecho escrito.
Individuo de número de la Academia de Ciencias Jurídicas del Estado Zulia.