San Alfonso María Ligorio nació cerca de Nápoles el 27 de septiembre de 1696, Alfonso lo enseñaron a rezar ante las imágenes de la Virgen María y especialmente a rezar el rosario. Fue doctor en Derecho Civil y Derecho Canónico. Se destacó como un gran abogado. Ganaba todos los pleitos legales, pero hubo uno que lo marcó, que fue el pleito legal de Amatrice, el cual perdió gracias a la corrupción que había en la sociedad.
Decepcionado, decidió abandonar el mundo y por eso dejó su espada, señal de nobleza, en el altar de la iglesia de Nuestra Señora de la Merced. Entró en el seminario y se hizo sacerdote.
Alfonso María de Ligorio, fundador de los Redentoristas, estaba convencido del poder del rezo del rosario y sabía que la vida cristiana no podía prescindir de la confianza en la Virgen María, que es madre y modelo de vida para todos los católicos.
Los puntos importantes del rezo del rosario son comenzar con la señal de la cruz, rezar el Padre Nuestro, rezar 10 Ave María, meditar el misterio que toque para ese día, concluyendo con el Gloria y la señal de la cruz.
Alfonso decía, hombre, ¿qué haces? ¿Cómo se pueden amar a criaturas de barro, engañosas, mentirosas, que te traicionan y te hacen perder el alma, el cuerpo, el cielo y a Dios? ¿Por qué no amas a María, que es amorosa, bondadosa y muy fiel? Y nosotros agregamos, la Virgen María ha comprobado que a lo largo de los años está dispuesta a que quienes recen el rosario lograrán vencer al demonio y a todos sus secuaces, porque el rosario es el arma más poderosa que existe.
Cuando Santo Domingo de Guzmán no lograba vencer a los herejes, comenzó a difundir el rezo del rosario y los venció. Muy pocos cristianos, con el rezo del rosario en mano, lograron vencer.
Cuando cayeron las bombas de Hiroshima y Nagasaki, y cuando la explosión de la planta de Chernobyl, quienes estaban rezando el rosario en ese momento, se salvaron de manera increíble. Rezar el rosario es dirigirnos a Jesús a través de la Virgen María, para recordar la bondad, la misericordia de Dios y compartir la amistad divina.
El rosario es una oración cristosana. Es un compendio del Evangelio de Jesucristo. Al rezar el rosario, acudimos a la madre que Cristo nos dio. Porque ella conduce a su Hijo, nuestro Salvador, el vencedor del pecado, de la muerte.
Es como la estrella que guía a las naves con seguridad hacia el puerto que es Dios. Amigos, Dios podría haberse hecho hombre sin una madre, pero en su sabiduría y providencia, Dios eligió nacer de una mujer.
Por tanto, el Hijo de Dios en su encarnación tiene una madre y la segunda persona de la Santísima Trinidad toma de María su carne humana y su ADN. Esta es una realidad asombrosa y también muestra la humildad divina de que, en el plan divino de Dios, Dios necesita una madre.
Sin la Virgen María no puede haber Jesucristo encarnado. Podemos decir con total certeza que cuando los católicos dedican unos minutos cada día, para rezar el Rosario, se convierten en el mayor ejército de paz que existe.
Un pueblo rezando el Rosario es invencible. Recemos a diario en familia, en comunidad, el Rosario para vencer el mal, porque estaremos de la mano de la Madre de Dios.
Y es absolutamente cierto que con Dios siempre ganamos.
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