Desde que Petro asomó la iniciativa, el embajador colombiano en Caracas, Milton Rengifo, se puso manos a la obra. Al parecer, el documento está listo y en las manos del mandatario del vecino país. De firmarse entre Gobierno y oposición, se garantizaría la anhelada “transición”
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, estaría próximo a mostrar al mundo el borrador de “paz política”, el plebiscito que propuso ejecutar al Gobierno de Maduro para ofrecer garantías a todos los candidatos luego de las elecciones presidenciales del 28 de julio.
Desalentado y disgustado por lo que el mismo denominó como “golpe antidemocrático” realizado por Maduro en el panorama comicial, Petro ya estaría próximo a entregar este modelo a su homólogo.
En un artículo reseñado por El País, el diario español aseguró que el colombiano le dijo al mandatario venezolano que tenía una oferta de “pacto por la paz”, a lo que Nicolás respondió: “Haga la propuesta y la miramos”.
Al parecer, en esta conversación Petro le habría manifestado a Maduro su inconformidad por una situación política “insostenible”, por lo que le habría puesto “las cartas sobre la mesa” al afirmar que el apoyo de sus países vecinos, como Brasil, Chile y Colombia dependería de este plebiscito.
La propuesta, que Petro expone que se realice paralelo a la votación, solicita que se respetarían los derechos de todos los candidatos después de las elecciones presidenciales.
Desde ese momento en el que Petro lanzó esa idea, el embajador colombiano en Caracas, Milton Rengifo, se puso manos a la obra. Su labor ha durado semanas. Fruto de ese intenso trabajo nació un borrador que ha sido enviado a Bogotá y que ya han visto el propio presidente, su mano derecha Laura Sarabia y el canciller, Luis Gilberto Murillo, de acuerdo a dos fuentes que han confirmado este hecho.
En la práctica, esto supondría asegurarle a la comunidad internacional que si la oposición gana las elecciones, el madurismo abandonaría el poder sin retorcer la Constitución venezolana ni ejercer violencia.
El documento, en un principio, estaba redactado con la intención de que fuese un plebiscito que se votase el mismo día de la elección. Estaba compuesto por una serie de preguntas que, en esencia, resolvían la conflictividad política del país.
Es un asunto de dos vías. Por un lado, si gana el chavismo se compromete a no perseguir a la oposición, como ha hecho intermitentemente durante estos años. Y si lo hace la oposición, no habrá represalias contra el oficialismo ni persecuciones judiciales. Se pondría en marcha una palabra que espanta al chavismo pero que siempre está presente en cualquier conversación: La Transición.
Sin embargo, en la Cancillería colombiana piensan que no hay tiempo material para organizar algo de ese calibre y que lo mejor es que las partes, principalmente Maduro y González Urrutia, se sienten y firmen un acuerdo político.
De firmarse este acuerdo, los venezolanos lo refrendarían en una consulta popular el mismo día de las presidenciales. El Consejo Nacional Electoral podría maniobrar técnicamente con este nuevo escenario si se acuerda antes del 10 junio, unas seis semanas antes de la fecha de los comicios, de acuerdo a expertos electorales consultados. Por ahora, el mundo quedaría a la espera de que el colombiano decida enviarla a Miraflores.
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