Por enésima vez en los últimos dos años, Nicolás Maduro insinúa que anticipará el proceso electoral previsto para octubre de 2024. Politólogos lo ven como parte de un plan para generar división y mantenerse en el poder
El caos es una escalera. La receta del G2 cubano a la falta de popularidad de Nicolás Maduro y los signos de aliento que se producen en el marco de la organización de las primarias de la oposición derivan en acciones concretas desde Miraflores para desmovilizar a quienes aspiran a un cambio de gobierno en Venezuela.
El viernes, durante un acto militar Maduro insinuó la posibilidad de adelantar para este mismo año las elecciones presidenciales de 2024. Lo hizo, bajo el ala de un breve diálogo con Diosdado Cabello, quien ha venido hablando en las últimas semanas sobre un eventual adelanto de los comicios.
«Va a haber elecciones en Venezuela (…). ¿Este año hay elecciones, Diosdado?”, expresó.
«No sabemos», respondió Cabello, quien a final de semana viajó a Cuba para reunirse con Miguel Díaz Canel. “Diosdado dice que pudiera haber elecciones este año, ¡ah!, hay tiempo», remató el mandatario.
En el marco de ese encuentro con el Estado Mayor Superior ampliado de la FANB, comandantes de REDI y ZODI, Jefe del SEBIN y algunos ministros militares, ordenó activar los preparativos territoriales para un Plan Republica impecable, “cuándo toque, donde toque, cómo toque”.
Tibisay Lucena como símbolo
Pero Maduro, Cabello y el G-4 saben a lo que juegan y en ese mismo acto difundido por Venezolana de Televisión, el Jefe de Estado propuso que el sistema electoral llevara el nombre de Tibisay Lucena, la desaparecida e histórica rectora que defendió los intereses del Socialismo del Siglo XXI en el CNE.
Ruth Guerrero, politóloga considera que la maniobra de adelantar los comicios y cada una de las acciones o pasos aledaños que la acompañan tiene en España un espejo reciente.
“A la oposición, le da varios mensajes. El primero de ellos sería: ‘Yo tengo el poder de fijar la fecha de las elecciones en Venezuela y las haré cuándo coincida con mis intereses. Buscaré mi mejor escenario”, explica.
Esa posición de poder concentraría acciones para promover la desmovilización y desánimo, entre ellas la designación de un poder electoral con una directiva “espanta votos”. De allí el posible homenaje a Lucena. ¿El mensaje? Tengo todo controlado para ganar y nadie puede vencerme. No te actives, no vale la pena. Es inútil todo lo que hagas, yo volveré a ganar”, comenta la académica especialista en Ciencias Políticas, encarnando la voz de quienes dirigen al país.
La politóloga cree que la oposición, que actualmente se centra en la participación en las primarias previstas para el próximo mes de octubre, se encontraría en desventaja en tiempo, dinero, plataforma tecnológica y organización.
Guerrero cuestiona la falta de acciones en conjunto para lograr la reinstitucionalización democrática en Venezuela y el adelanto con dividendos favorables para la coalición en el poder les daría al mismo tiempo un baño de legitimidad frente a las democracias del mundo.
Caos sin ventanas abiertas
La opinión de María Alexandra Semprún es muy similar a la de Guerrero. La profesora de Ciencias Políticas en la Universidad Rafael Urdaneta estima que el adelanto de los comicios generaría un efecto similar al del paso de un dedo frente a una columna de hormigas que siguen un rastro de azúcar.
“El gobierno lanza el anzuelo para pescar en río revuelto. Y la oposición está en una situación de estructuración, organizándose para unas primarias con al menos 13 precandidatos y posiciones en muchos casos antagónicas en discurso y acción”, sostiene Semprún.
Y así pinta el escenario: “La candidata de mayor preferencia, María Corina Machado, está inhabilitada y prometiendo llegar ‘hasta el final’ a través de: un proceso judicial o del apoyo popular, que no sabemos en que consiste”, plantea.
Unas elecciones adelantadas no le darían tiempo ni a ella ni al resto de los representantes de los partidos planificar una estrategia efectiva para participar en esas elecciones organizadas por el CNE.
“Los tiempos no favorecen a la oposición porque después de las primarias se necesita tiempo para afianzar una sola candidatura y salvar, en pro de la unidad, las diferencias que puedan haberse generado en las primarias”, insiste.
A las dudas y al escenario adverso que plantea esa jugada desde el eje Miraflores-La Habana, Jorge Morán, especialista en el tema electoral, responde con una reflexión que se hace quienes ven como desde hace tiempo el gobierno, con Diosdado Cabello como principal vocero, advierte sobre el escenario.
El antídoto
“La oposición debe acordar estrategias, afinar el funcionamiento de sus maquinarias, establecer mecanismos expeditos para debatir y tomar decisiones. Hoy nada de eso lo tiene. ¿Cómo van a elegir el candidato si la que se posiciona mejor en las encuestas es María Corina Machado y se encuentra inhabilitada? Qué golpe tan demoledor sería para el gobierno que los candidatos a las primarias y sus partidos definieran un plan conjunto para hacer frente a cada una de las acciones que desde el Gobierno anuncian y preparan”, afirma.
Morán considera que vienen nuevas acciones para desestimular el voto opositor: Nuevo CNE a la medida del Psuv, declaraciones altisonantes de militantes y representantes de organismos del Estado, más inhabilitaciones, agresiones en mítines políticos y mucho más. “Si eso lo sabemos y lo saben porque no asumir la trascendencia de lo que sucede y consolidar una serie de normas de conciliación y de debate que permitan toma de decisiones efectivas para hacerle frente con opciones claras para ganar”.
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