Pactos diabólicos, brujerías, desapariciones, voces del inframundo, son muchos temores que emanan de una caverna mexicana
La mítica Cueva del Diablo, es una famosa gruta a la que mucha gente le tiene miedo en México.
En las entrañas del Cerro de la Estrella en Iztapalapa está la entrada de esa impresionante cueva que forma parte de una red de 200 cavernas que van desde esa delegación hasta la Sierra de Guadalupe, cordillera aledaña a la capital azteca.
Son muchísimas las historias, muy misteriosas, que rodean a la Cueva del Diablo.
Mito aterrador
Cuentan que cerca de la cueva se aparece un viejo que pide a los ingenuos que pasan por ahí que lo acompañen a su interior.
Al inicio todo parece tranquilo, pero mientras más se adentran, se dan cuenta que aquel viejo es el mismísimo diablo.
Pero esa no es la única sorpresa que se llevan; resulta que el interior se transforma, y aquello, más que un infierno, parece un paraíso.
Se puede apreciar un hermoso estanque de agua cristalina, donde reposan aves encantadoras.
La leyenda popular dice que al fondo se puede ver el resplandor de ollas llenas de oro; al alcance de manos.
Se dice que aquellos que quedan enceguecidos por el dinero no logran salir, pues se supone que han firmado un pacto con el diablo, así que sus almas le pertenecen.
Mientras tanto, aquellos no avariciosos son escoltados por el propio Lucifer a la salida.
Testimonios
Muchas de las personas que viven cerca de la cueva dicen que han escuchado ruidos extraños saliendo de la caverna.
Otros afirman haber visto a duendes jugando a la entrada de la cueva.
Algunos creen que la cueva está maldita o embrujada, ya que han encontrado materiales de brujería en ella.
A pesar de que existen muchos relatos sobre este lugar, todos tienen algo en común: aquellos que entran a la Cueva del Diablo, nunca más vuelven a ser vistos.
Verdades
En el portal MXCity, donde se publicó esta reseña, se afirma que lo que sí es un hecho es que la cueva se utiliza para hacer rituales.
En los tiempos prehispánicos esta cueva era un lugar sagrado; aquí, los mexicas rendían culto al dios del fuego. De hecho, todavía existen grupos de personas que realizan rituales prehispánicos en este lugar, como una forma de mantener vivas estas tradiciones.
Y lo que sí también es un hecho es que la compleja forma de “L” de la cueva confunde a los aventureros, llevándoselos a las entrañas de la tierra.
impactovenezuela
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