Hace un año, un tramo del muro de contención del río Catatumbo se rompió y ha sido imposible cerrarlo. Las pérdidas, según asociaciones productoras de la zona, son millonarias. Las poblaciones del Sur del Lago luchan por no desaparecer y piden ayuda al Gobierno nacional para solventar la situación
Este lunes 24 de abril se cumple un año de la rotura del dique del kilómetro 43 del municipio Catatumbo, entre El Guayabo y Encontrados, y miles de familias siguen a la deriva, sin producción en sus fincas y sin hogar.
La situación en esta zona del Sur del Lago es crítica desde el primer día, requería de atención eficaz e inmediata. La inactivación de 230 mil hectáreas fértiles y 450 fincas productivas, según cifras aportadas por Fegalago, reflejan la magnitud de la emergencia.
Maite Cánovas, integrante del Comité de Mujeres Agroproductoras Afectadas, aseguró que las poblaciones de la región zuliana luchan por no desaparecer.
Cánovas ha expresado en varias oportunidades su preocupación porque, hasta la fecha, el Gobierno nacional no ha asignado el ente o la empresa que solvente el caos ocasionado por la fractura del muro a la altura del río Zulia ni que atienda la apertura del otro boquete, del río Catatumbo, por la hacienda Guasimales.
«Esta segunda apertura, ocurrida en septiembre de 2022, agrava aún más la situación. (…) El volumen de agua aportada por este afluente no permite que la que entra del río Zulia descuelgue de forma rápida, manteniendo la zona inundada a la fecha, y agregando unas 60.000 hectáreas más a la emergencia, para un total de 230 mil hectáreas», señaló la agroproductora.
Advirtió que actualmente hay una draga del Instituto Nacional de Canalizaciones desde el segundo trimestre de 2022 en la Laguna de Birimbay «pero dicha maquinaria no ha trabajado una semana completa«, por lo que llamó al Ejecutivo nacional y al Parlamento a indagar por qué «un recurso tan valioso e importante para la solución de la emergencia, se encuentra parado«.
Cánovas lamentó que, pese a los grandes esfuerzos del Cuerpo de Ingenieros de la Armada Venezolana, no se ha concretado aún el cierre del boquete del Km 43.
«Hoy las labores están 100 % bajo su responsabilidad. Con las uñas, están construyendo un espigón para reencauzar el agua, y así terminar con la pesadilla, pero estamos claros que en esa obra hace falta más que buena voluntad, debe haber un apoyo financiero contundente por parte de la Presidencia para permitir el cierre de ese boquete», afirmó.
La luchadora social precisó que esta situación ha causado pérdidas de más de 20 millones de dólares «sólo en leche caliente, además del deterioro de los servicios públicos y la vialidad en la zona inundada».
«Este boquete del km 43 se ha llevado ya muchos pequeños, medianos y grandes productores a causa de infartos, que vieron su patrimonio perdido. (…) Nos negamos a pensar que hoy es el primer aniversario del boquete del Km 43, no queremos que esta tragedia siga en el tiempo», manifestó Cánovas.
«Hacer lo necesario para poder seguir viviendo»
Más de tres horas de viaje en lancha es el trayecto necesario para trasladarse de Encontrados al sector Caña Dulce, pues no hay carretera para llegar.
Adriana Montiel, habitante de esta zona del municipio Catatumbo, aseguró que jamás pensó que esta tragedia se extendería por un año.
«Tuvimos que destechar las casas para mudarnos al muro de contención del Rio Catatumbo, en vista de que las aguas del río Zulia llegaron hasta ‘la pata’ del muro y ese era el único lugar seco y seguro para poder vivir, y así cuidar los enseres, animales y demás bienes que teníamos para no abandonar la zona», indicó.
Relató que, producto de las inundaciones, no tienen dispensario médico y sólo funciona una escuela con una matrícula que hoy no llega a 40 alumnos.
Por su parte, el productor Osneider Feire, contó que tiene todo este tiempo trasladando la leche de su finca en sus hombros hasta el lugar donde elabora los quesos. Luego, debe sortear la vía hasta llegar al boquete de Guasimales, donde una lancha le cobra 5 dólares hasta Encontrados, donde venderá su producto.
«Hay que hacer lo necesario para poder seguir viviendo«, exclamó.
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