Un despacho de 15 toneladas, en combos, recibieron, este jueves, las Casas de Alimentación en el municipio Lagunillas, en el estado Zulia. Los víveres, fueron distribuidos entre los 18 comedores, que integran el programa del Gobierno Nacional de atención a las familias vulnerables y de extrema pobreza.
“Son dieciocho Casas de Alimentación las que se benefician acá (con este despacho) en el municipio Lagunillas, de igual manera, se les atiende con proteína. Estamos haciendo la entrega de 15 toneladas, distribuidas como bolsas de alimentos. Recordemos que esto es gracias al presidente Nicolás Maduro Moros, gracias al ministro de Alimentación, Mayor General Leal Tellerías, gracias al cumplimiento de esas instrucciones que nos encargaron de esa distribución casa a casa”, recalcó Minhell Domínguez, Coordinador Socio Alimentario del Ministerio del Poder Popular para la Alimentación (Minppal) en Lagunillas.
Este programa, bajo la responsabilidad de la Fundación de Alimentos Estratégicos (Fundaproal), ente adscrito a Minppal, cumplirá en junio 20 años de servicio en todo el país.
Los alimentos (víveres) han seguido una prolongada ruta desde los centro de empaquetamiento hasta los lugares de acopio. Después, continúan el camino hacia los municipios, en este caso, Lagunillas, donde se ha esperado por esos rubros para acompañar la proteína (pollo), entregada días atrás.
El tiempo deja de ser nublado en Lagunillas, donde está el centro de Distribución de Pdval, para dar paso triunfante al sol.
La distribuidora, movilizó este despacho desde el municipio San Francisco hasta Valmore Rodríguez y, finalmente, hasta Lagunillas.
Y sale el camión habiéndose dado la primera cadena de esfuerzos, que nadie ve, solo ellos. Carmen Paredes, vocera de las Casas de Alimentación en Lagunillas, ya pasó por Pdval y como ojo visor, estuvo atenta mientras cargaban las bolsas a un camión. Una parte del despacho está allí. El peso de los combos, obliga a realizar otro viaje, para no exceder la capacidad de la unidad.
-¿Estos alimentos que reciben serán suministrados a quiénes?, preguntamos a Paredes.
“A nuestros misioneros que tenemos registrados por medio de una data, son doscientas personas por casa. Nosotros estamos despachando tres mil seiscientos (3.600) platos servidos, a nuestros misioneros y también se les sirve a la persona que llega pidiendo comida que no están regulados, una cortesía”, expresa con la soltura de una mujer guerrera que ha estado casi los 20 años en este programa, pues también es Responsable de un comedor, el Boyacá con Chávez.
El Socio Alimentario de Minppal en Lagunillas, Minhell Domínguez también efectúa el recorrido, descubriéndose ante sus ojos la realidad visible y palpable solo cuando se “sale de las oficinas”.
Llegamos a la Casa de Alimentación Jireh, en Barrio Libertad y Yolanda Hernández, la Responsable nos recibe. Cada una de las “madres”, como se les dice a ellas, cuenta y anota lo recibido, construyéndose un inventario, hoy, y todos los días.
“He tenido que tener mucha paciencia, dedicación y amor para aquellas personas con necesidades”, cuenta Hernández.
Vocación
Paredes, al preguntársele sobre el por qué se unió a este programa, deja ver una sonrisa y el rostro se ilumina. “Aquí las que se han mantenido en el programa en verdad lo han hecho de corazón. Y que conocieron a mi comandante (Hugo Chávez), lo palpamos a él”, expresa quien ya tiene 19 años en esta labor.
Un amor profundo por lo que hacen, robustecido en todas las circunstancias, se percibe en quiénes están en las casas.
Cuando hablamos con Marta Infante, de la Casa de Alimentación Honor Revolucionario, lo notamos en amplitud. “Ellos son parte de mi vida”, asegura al referirse a los misioneros, como se les llama a los beneficiarios.
“Siempre he estado en el Gobierno”, reconoce Infante, sobre los roles pasados en el Clap, ahora con 67 años, la responsabilidad del comedor, la mantiene activa. “Me gusta más servir que estar allí dentro (en otras tareas)”, dice con rostro afable Infante, desde la Casa de Alimentación en el sector San José.
Seguimos el camino y viendo el trayecto entre la geografía lagunillense, esta vez, llegamos al sector Tierra Santa, un cambio de paisaje que nos conduce a una Casa de Alimentación anclada en una tierra productiva para cultivar y criar animales.
Nos reciben con amabilidad, Elizabeth Rivera, Responsable y Juan Pertú, padre elaborador de la Casa de Alimentación El Arca. “Lo estoy haciendo con mucho agrado, porque me gusta trabajar con la gente. Estoy complacida. A veces les digo a la gente que tengamos paciencia”, nos dice la mujer con un don servicial único.
Ante las quejas y denuncias
Juan Pertú, el padre elaborador, de palabras directas, nos invita a entrar a la Casa de Alimentación, abre el frezer y nos dice: “Aquí está el pollo, no nos lo hemos comido”, en clara referencia a las habladurías sin fundame
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