Gianni Infantino, Presidente de la FIFA, afirmó sin titubeos “Qatar 2022 fue el mejor Mundial de la historia”. Una frase que viniendo de quien viene puede parecer predecible, pero que no está muy alejada de la realidad. Quizás por nivel de juego puede ser discutible, pero por emociones, sin duda, está entre las mejores. La final fue, sin duda, una de las más memorables y dramáticas de todos los tiempos.
Después de toda la controversia los meses previos por la designación de Qatar como sede, esta Copa del Mundo necesitaba entregar lo mejor en el campo. Y eso, ciertamente lo hizo. Ni siquiera los fuegos artificiales de las ceremonias de apertura y clausura, superaron en vistosidad lo visto en los terrenos de juegos.
Y pensar que a muchos les generaba dudas iniciales cuando en el partido inaugural entre Qatar y Ecuador una decisión temprana de anular el primer gol de Ecuador a través del nuevo fuera de juego semiautomático. La tecnología dejaba desconcertados a cientos de espectadores que incluso, abandonaron el estadio temprano después de una exhibición mediocre por parte de la nación anfitriona. Un comienzo algo decepcionante
Pero las cosas iban a mejorar drásticamente. Muchos se sorprendieron por el ambiente vibrante en los juegos posteriores, sobre todo producido por aficionados que seguían a las naciones árabes Arabia Saudita, Túnez y, en particular, Marruecos… sin olvidar a Argentina, a quien luego la misma FIFA acreditó como la mejor fanaticada en Qatar.
De hecho, fueron dos de esos países los que ayudaron poner en marcha el torneo. La sorprendente victoria de Arabia Saudita sobre los argentinos vivirá mucho tiempo en la memoria y pasará al folclore futbolístico como la mayor sorpresa de la historia de la Copa del Mundo como la de Camerún derrotando a Argentina en 1990 y Senegal venciendo a Francia en 2002.
Alguno llegó a calificar a Qatar 2022 como “El Mundial de los débiles” porque se juntaron muchos resultados inesperados como Túnez venciendo a los eventuales finalistas Francia, Australia a Dinamarca y Japón doblemente ante los gigantes europeos Alemania y España. Pero ninguno como Marruecos, que despidió a Bélgica, Canadá, España y Portugal en su camino a convertirse en la primera nación africana en llegar a las semifinales.
Pero la gran final entre Argentina y Francia representó el non plus ultra. Un enfrentamiento entre Lionel Messi y el heredero de su trono, Kylian Mbappé.
La victoria de Argentina aparecía en el destino de Messi, para consolidar su legado como el más grande de todos los tiempos. Mbappé se convirtió en el segundo jugador en marcar un Hat-Trick en una final de la Copa del Mundo, ganando la Bota de Oro del torneo, pero fue Messi quien finalmente levantóla Copa. Un final poético para un apasionante y cautivador torneo. La final del Mundial no pudo haber sido escrita mejor.
Wilfredo Meléndez García
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